La inteligencia artificial y la negación del pensamiento
La inteligencia artificial y
la negación del pensamiento
Elkin Palma Barahona
La semana
pasada estuvimos hablando sobre la inteligencia artificial y el desafío que
enfrentamos los maestros en la interpretación de su existencia y aplicación
como herramienta en el desarrollo del conocimiento y el pensamiento crítico. No
se imaginan las respuestas que recibí, lamentablemente no pudimos abrir el
debate en este espacio con colegas universitarios expertos en pedagogías y
neurociencia, pero la gran mayoría de mis colegas, que se dedican a la
enseñanza práctica, fueron los que aportaron ideas sobre cómo deberíamos
utilizarla.
Es un
mensaje completamente equivocado el que envían quienes piensan que al analizar
profundamente esta novedad en el desarrollo del conocimiento estamos rechazando
y negando el producto que en algún momento de esta contemporaneidad tuvo que
ser generado por la acción de algún maestro en el aula.
La robótica
no salió de la manga de un mago, que
luego la abandonó en laboratorios financiados por el capitalismo; es la prueba
del accionar ilimitado del maestro. Lo que advertimos es que su mala
utilización puede ir en contra de la propia pedagogía que la originó.
Lo que sí
tenemos claro es el carácter perverso que el neoliberalismo quiere darle a la
IA. Parece que percibimos su sonrisa y escuchamos cómo murmura "Ahí
tienen, maestros, para que muerdan". Sin ver más allá de lo que realmente
esta inteligencia superficial, perdón, artificial, puede generar, nos
anticipamos al verdadero uso que la ultraderecha intentará darle. Quiero
prender las alarmas porque a partir de la IA se podría iniciar un proceso de
adoctrinamiento y alienación de la juventud. Podría aspirar a imitar lo que se
muestra en la película "Inception" (El origen) del genial Christopher
Nolan, en la que un grupo de expertos debe sembrar un pensamiento dentro de la cabeza
de una persona haciéndole creer que fue una idea propia. Este concepto
parecería revolucionario, "plantar un pensamiento" es lo que podría
aspirar la IA, como una acción procedimental en la cual el algoritmo modela
determinadas acciones que están al margen de la voluntad y la libertad de los
seres humanos.
Si los
macabros propósitos de los bunkers de pensamiento de la banca mundial consisten
en generar una escuela inversa para que los maestros, en su labor cotidiana,
completemos el ciclo de instrumentalización que ya tenemos, esto podría
resultar contraproducente. Si nuestros estudiantes ya no realizan síntesis,
análisis, ensayos, ni resuelven ecuaciones, en pocas palabras, si dejan de
utilizar el cerebro, en muy poco tiempo tendremos una generación carente de
pensamiento crítico. Y sin profundizar en los hallazgos de Charles Darwin,
recordemos que "un órgano que no se utiliza se atrofia y/o
desaparece".
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