Pensando críticamente los 500 de la "villa de Bastidas"
20 de Julio y 500 Años de Santa Marta: Una mirada crítica a dos gritos de Libertad.
José CalderónHoy, 20 de julio, Colombia conmemora su Grito de Independencia, un hito que, para muchos, marca el inicio de una nación soberana. Sin embargo, para entender verdaderamente nuestra historia, debemos ir más allá del bronce de los héroes y adentrarnos en las complejidades y contradicciones que tejieron tanto la emancipación como la fundación de ciudades como Santa Marta, que este año celebra sus quinientos años.
La fundación de Santa Marta en 1525 no fue un acto benévolo, sino la imposición de una corona que arrasó con la soberanía y la cosmovisión de los pueblos Tayrona y Wiwa. Se les despojó de sus tierras, se les sometió a la encomienda y la esclavitud, y se les negó su humanidad en aras de la evangelización y la extracción de recursos. Es crucial, por tanto, reivindicar el valor y la resistencia de estos pueblos nativos, cuyo legado cultural y conocimiento del territorio fueron sistemáticamente ignorados y destruidos. Su lucha, muchas veces silenciada, es un capítulo fundamental de nuestra historia que antecede cualquier proclama de libertad.
El paralelo con el 20 de julio es, por ende, incómodo pero necesario. Mientras los criollos se alzaban contra el yugo español, muchos de ellos mantenían y perpetuaban sistemas de opresión interna, invisibilizando a las poblaciones indígenas y afrodescendientes. La independencia, si bien fue un paso crucial, no fue una liberación para todos. Santa Marta, como primera ciudad española en tierra firme, es un testamento de esta doble moral: cuna de la dominación, pero también escenario de incipientes resistencias y, posteriormente, epicentro de un desarrollo urbano que, aunque impulsado por lógicas coloniales, sentó las bases de una identidad regional compleja.
Así, al celebrar el 20 de julio y los 500 años de Santa Marta, debemos hacerlo con una mirada crítica, reconociendo los sacrificios y las hipocresías. Honrar la memoria de los Tayrona es tan vital como recordar el fervor de la independencia. Solo así construiremos una nación que verdaderamente abrace la libertad para todos, sin olvidar las deudas históricas que aún nos persiguen.
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