¡A ESCRIBIR, MUCHACHOS!
MOTIVACIONES PARA ESCRIBIR
UN LIBRO
ELKIN PALMA BARAHONA
En alguna ocasión fui invitado especial de un programa
cultural a nivel streaming, donde debía participar con algunos escritores
locales, sobre las motivaciones para escribir un libro. Les cuento que sentí,
que no me fue muy bien, porque mis interlocutores no estuvieron de acuerdo con
mis apreciaciones y más bien comenzaron a interrogarme con el fin de tener claridad
sobre mis argumentos, pero realmente lo que palpé en una orilla muy cercana al
pensamiento crítico, fue un intento de hacerme caer en sendas contradicciones.
Para mí la principal motivación empieza por la emoción
y las ganas, que deben generarte la necesidad de socializar y la necesidad de
hacer un aporte, de narrar una historia, de proyectar un conocimiento, de
descubrir un mito, de contar una historia o crear un mundo imaginario para
titularlo a la altura de tus emociones. Pero pienso que debe existir una
predisposición que podría relacionarse con la inteligencia lingüística o con
alguna predisposición a las letras, “eso
es de piel” Fue la frase que delineo la conversa en una línea de opinión
que los inquieto durante el dialogo, no es cierto que aunque tengamos aquí uno
de los mejores coaching de la U, que concluye que “uno puede ser lo que quiere
ser” sino existe la predisposición natural para ser, no podrá ser o por lo menos
en la medida que lo destaque, o que este a la altura de los que prevalecen. Tendríamos
que responder a esta pregunta: ¿Un buen escritor nace o se hace? Seguramente
hay tanto de lo uno como de lo otro, pero en esencia, lo de la piel indica una
predisposición connatural irremplazable.
La inteligencia LINGÜÍSTICA es universal y silvestre, por
ello hay tanto escritor autodidacta y esos son los verdaderos escritores, a
ellos nadie los enseño, pero pusieron los puntos sobre las ies en este proceso,
escribir es una aptitud connatural lo que hace la escuela es potenciarla, (David
Lazzier).
En estos momentos podríamos iniciar una especie de emprendimiento,
dictando tutoriales en YouTube de: ¿Cómo hacer un libro? Empresa que no
prosperaría si somos fiel a esta visión del arte de escribir. Cuando escribí el
primer párrafo de mi primer libro no tenía pensado escribir realmente un libro,
porque escribir un libro es sentar catedra, sobre un tema en particular, ya sea
literario, científico, pedagógico o cultural.
Mi primera experiencia en las letras. “El vallenato en
el ser cultural latinoamericano” fue una idea que me broto de los tuétanos en
el mejor momento de mi juventud, sazonada de un contexto folclórico, permeado
de melodías, de arpegios vallenatos que aun representan una realidad cotidiana,
que simbolizan un modo de vida, para no extenderme más.
El sentir lo
que se plasma y se proyecta en la hoja en blanco es condición “sine cua non”
para verdaderamente escribir. Sin embargo, existen dos principios que
justifican la escritura de un buen libro.
1º El dominio, la experticia, la eminencia, lo que
sabes.
2º Indagación o investigación sobre lo que no sabes,
podrías empezar por una pregunta, es el recorrido que no tiene un fin
predeterminado.
En lo referente a los estilos siempre me ha llamado la
atención la novela, pero eso es un paraje en el camino que tengo que recorrer,
pero para nadie es un secreto que lo que más me ha llamado la atención en este
mundo letrado es la narrativa crítica, y eso quedo patentizado en mi primer
esfuerzo literario, auscultar desde la génesis misma del Vallenato como
expresión cultural identitaria de los pueblos latinoamericanos, le da un
sentido singular a tal expresión, que no
la encontramos en ningún otro estudio.
La escritura es como la composición en la música vallenata,
no se debe componer por encargo, una composición encargada pierde la “piel”. Si
Carlos pide a un compositor: “haz una canción basada en las relaciones
maritales del gobernador con su secretaria por ej. ponle buena ficción, pero
que tenga un final feliz, Esto es comercial, por eso las canciones de ahora no
recogen el sentimiento de los clásicos de ayer. Con la literatura ocurre lo
mismo, un escritor que haga estudio de mercado para escribir, no hay en el
fondo una inspiración real, lo que existe es la intromisión de un patrón
neoliberal que dará al traste con la verdadera literatura.
Primero escribe para ti,
luego preocúpate del lector. Cuando escribes una historia, te la estás
contando a ti mismo, así vas a encontrar la emoción y el
sentido de tu propia historia, encontraras en que parte explotar y dónde vas a
imprimirle el mayor sentimiento.
Si es una novela y la colocas en
tu contexto, si la ficción que le colocas va ser de otro país no te enredes
porque si se dio en tu contexto tendrías que tener mucho cuidado para combinarlos,
no utilices esnobismos, los Nombres que no sean Dogan, patrix, etc.
La explosión emocional del lector
no tiene que ser en lo último, también la puedes dar en la mitad de la
historia.
si no has descubierto el culmen de
la historia y solo descubriste el final, empieza por ahí.
No te obsesiones con la gramática
perfecta, a veces el que revisa el estilo, subraya y rojiza, el maestro Jorge
Guerrero Pavajeu, me dijo “lo puedo rayar” yo le respondí claro, la ortografía,
porque algunos se pasan, y comienzan a modificar la trama, pero es tu libro, es
tu idea la magia está en ti.
Apaga la TV. Lee, lee, lee,
cierras los portales y las redes...UN BUEN ESCRITOR ES UN BUEN LECTOR
No te preocupes en hacer
felices a los demás, es tu historia, si ya le diste sentido,
pon a volar tu imaginación.
·
Se necesita un
buen conocimiento del lenguaje, la sintaxis y la gramática, consulta a la RAE
cuando no estés seguro de un término, No escribas por cumplir un numero de
página, la historia te llamara para que plasmes las ideas de la noche o la que
se te vino a la mente mientras venias en el bus.
Nuevamente surge la pregunta ¿con
cuánta frecuencia se bloquea ante la hoja de papel en blanco o la pantalla de
la computadora?
Sucede frecuentemente ¿cierto?
esto es así porque a lo largo de
nuestra formación académica la exigencia para redactar fue y ha sido mínima, se
les ha otorgado mayor relevancia a los procesos visuales y al sentido auditivo
y muy poca a la creatividad y conceptualización. Otras razones pueden
encontrarse en que se duda de lo que se escribe (cuando escribe) no le gusta y desconfía
de sus capacidades. O, para no ir más lejos, simplemente copia, realiza
apuntes textuales de la información que escuchas e incluso que leemos, la
transcribimos, no hacemos elaboraciones de las mismas o nuevas construcciones.
Está de moda el pensamiento
reductivo, vemos una información y como va de acuerdo a nuestras ideas entonces
la posteamos.
En definitiva, no hay un entrenamiento que
ayude a evadir o evitar o ignorar ese bloqueo, pero con un poco de esfuerzo se
puede romper este esquema.
Uno entiende que la escritura moderna esta
monetizada, o sea que el neoliberalismo les ha sacado el lustro a todas las
acciones del hombre, comercializando vilmente la inspiración del poeta, del
escritor y que se dan una estructura y unos parámetros que hay que tomarlos de
acuerdo a una posición de contexto, a una posición de razones y de buenas razones,
pero lo más importante de acuerdo a una posición de vida
¿A quién va dirigido el escrito?
Continúa ahora establecer a quién va dirigido el escrito, a qué lector, persona
o público se escribirá.
Cuando se ha definido quién será el
lector, también se estará definiendo el vocabulario a emplear, el tono del
texto, el ritmo. La finalidad de esta pregunta es detectar qué distancia hay
entre escritor y lector, con el fin de saber qué información se debe incluir en
el texto. Entre más lejos se encuentre el lector, más detalles debe incluir.
Quién será el lector del texto cuyo tema es: ¿Cómo ser un buen conductor?
Este es el
producto de mis experiencias con las letras, quizás no soy el más indicado y no
son mis fuertes los poemas, la novela o la poesía, pero mi ejercicio es
constante en redactar dos editoriales diarios y llevar a cuestas una robusta asignación
académica, me ha dado la autoridad de transitar por el sendero espinoso de las
letras. A escribir se aprende escribiendo, pero
existe una predisposición connatural, y lo puedes comprobar cuando al hacerlo
te diviertes.
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