¡A ESCRIBIR, MUCHACHOS!

 

MOTIVACIONES PARA ESCRIBIR UN LIBRO

ELKIN PALMA BARAHONA  

                                                                                 

Aun sin sentirme escritor, las letras siempre han sido un aliciente en mi  vida, cuando cursaba los últimos grados del bachillerato, recuerdo que no tenía un lenguaje florido, pero sí, de vez en cuando soltaba una que otra frase que hacia  cruzar  miradas entre mis amigos más allegados, poco a poco las frases se repetían, porque ese grupo condicionaba los momentos solo para escuchar mis “intelectuales” argumentaciones sobre cualquier tema y eso era como un chiste que desencadenaba en carcajadas, en ese tiempo le ayude a más de uno de esos amigos, a redactar sus cartas de amor a sus novias que estudiaban en diferentes ciudades del país, recuerdo a un amigo que me tocaba escribirle las misivas en papel bon, ya que eran bastantes extensas, y me decía “nojoda pibe necesito que me hagas otro periódico” eso aún me llena de satisfacción porque muchos lograron consolidar eternamente sus relaciones y no hay un detalle más motivante  que encontrar esas parejas en el sendero del mismo sentimiento que guardaban esas megacartas escritas por aquel joven, impúber, desaliñado pero de portentosa pluma.

En alguna ocasión fui invitado especial de un programa cultural a nivel streaming, donde debía participar con algunos escritores locales, sobre las motivaciones para escribir un libro. Les cuento que sentí, que no me fue muy bien, porque mis interlocutores no estuvieron de acuerdo con mis apreciaciones y más bien comenzaron a interrogarme con el fin de tener claridad sobre mis argumentos, pero realmente lo que palpé en una orilla muy cercana al pensamiento crítico, fue un intento de hacerme caer en sendas contradicciones.

Para mí la principal motivación empieza por la emoción y las ganas, que deben generarte la necesidad de socializar y la necesidad de hacer un aporte, de narrar una historia, de proyectar un conocimiento, de descubrir un mito, de contar una historia o crear un mundo imaginario para titularlo a la altura de tus emociones. Pero pienso que debe existir una predisposición que podría relacionarse con la inteligencia lingüística o con alguna predisposición a las letras, “eso es de piel” Fue la frase que delineo la conversa en una línea de opinión que los inquieto durante el dialogo, no es cierto que aunque tengamos aquí uno de los mejores coaching de la U, que concluye que “uno puede ser lo que quiere ser” sino existe la predisposición natural para ser, no podrá ser o por lo menos en la medida que lo destaque, o que este a la altura de los que prevalecen. Tendríamos que responder a esta pregunta: ¿Un buen escritor nace o se hace? Seguramente hay tanto de lo uno como de lo otro, pero en esencia, lo de la piel indica una predisposición connatural irremplazable.

La inteligencia LINGÜÍSTICA es universal y silvestre, por ello hay tanto escritor autodidacta y esos son los verdaderos escritores, a ellos nadie los enseño, pero pusieron los puntos sobre las ies en este proceso, escribir es una aptitud connatural lo que hace la escuela es potenciarla, (David Lazzier).

En estos momentos podríamos iniciar una especie de emprendimiento, dictando tutoriales en YouTube de: ¿Cómo hacer un libro? Empresa que no prosperaría si somos fiel a esta visión del arte de escribir. Cuando escribí el primer párrafo de mi primer libro no tenía pensado escribir realmente un libro, porque escribir un libro es sentar catedra, sobre un tema en particular, ya sea literario, científico, pedagógico o cultural.

Mi primera experiencia en las letras. “El vallenato en el ser cultural latinoamericano” fue una idea que me broto de los tuétanos en el mejor momento de mi juventud, sazonada de un contexto folclórico, permeado de melodías, de arpegios vallenatos que aun representan una realidad cotidiana, que simbolizan un modo de vida, para no extenderme más.

 El sentir lo que se plasma y se proyecta en la hoja en blanco es condición “sine cua non” para verdaderamente escribir. Sin embargo, existen dos principios que justifican la escritura de un buen libro.

1º El dominio, la experticia, la eminencia, lo que sabes.

2º Indagación o investigación sobre lo que no sabes, podrías empezar por una pregunta, es el recorrido que no tiene un fin predeterminado.

En lo referente a los estilos siempre me ha llamado la atención la novela, pero eso es un paraje en el camino que tengo que recorrer, pero para nadie es un secreto que lo que más me ha llamado la atención en este mundo letrado es la narrativa crítica, y eso quedo patentizado en mi primer esfuerzo literario, auscultar desde la génesis misma del Vallenato como expresión cultural identitaria de los pueblos latinoamericanos, le da un sentido  singular a tal expresión, que no la encontramos en ningún otro estudio.

La escritura es como la composición en la música vallenata, no se debe componer por encargo, una composición encargada pierde la “piel”. Si Carlos pide a un compositor: “haz una canción basada en las relaciones maritales del gobernador con su secretaria por ej. ponle buena ficción, pero que tenga un final feliz, Esto es comercial, por eso las canciones de ahora no recogen el sentimiento de los clásicos de ayer. Con la literatura ocurre lo mismo, un escritor que haga estudio de mercado para escribir, no hay en el fondo una inspiración real, lo que existe es la intromisión de un patrón neoliberal que dará al traste con la verdadera literatura.

Primero escribe para ti, luego preocúpate del lector. Cuando escribes una historia, te la estás contando a ti mismo, así vas a encontrar la emoción y el sentido de tu propia historia, encontraras en que parte explotar y dónde vas a imprimirle el mayor sentimiento.

Si es una novela y la colocas en tu contexto, si la ficción que le colocas va ser de otro país no te enredes porque si se dio en tu contexto tendrías que tener mucho cuidado para combinarlos, no utilices esnobismos, los Nombres que no sean Dogan, patrix, etc.

La explosión emocional del lector no tiene que ser en lo último, también la puedes dar en la mitad de la historia.

si no has descubierto el culmen de la historia y solo descubriste el final, empieza por ahí.

No te obsesiones con la gramática perfecta, a veces el que revisa el estilo, subraya y rojiza, el maestro Jorge Guerrero Pavajeu, me dijo “lo puedo rayar” yo le respondí claro, la ortografía, porque algunos se pasan, y comienzan a modificar la trama, pero es tu libro, es tu idea la magia está en ti.

Apaga la TV. Lee, lee, lee, cierras los portales y las redes...UN BUEN ESCRITOR ES UN BUEN LECTOR

No te preocupes en hacer felices a los demás, es tu historia, si ya le diste sentido, pon a volar tu imaginación.

·        Se necesita un buen conocimiento del lenguaje, la sintaxis y la gramática, consulta a la RAE cuando no estés seguro de un término, No escribas por cumplir un numero de página, la historia te llamara para que plasmes las ideas de la noche o la que se te vino a la mente mientras venias en el bus.

Nuevamente surge la pregunta ¿con cuánta frecuencia se bloquea ante la hoja de papel en blanco o la pantalla de la computadora?

Sucede frecuentemente ¿cierto?

esto es así porque a lo largo de nuestra formación académica la exigencia para redactar fue y ha sido mínima, se les ha otorgado mayor relevancia a los procesos visuales y al sentido auditivo y muy poca a la creatividad y conceptualización. Otras razones pueden encontrarse en que se duda de lo que se escribe (cuando escribe) no le gusta y desconfía de sus capacidades. O, para no ir más lejos, simplemente copia, realiza apuntes textuales de la información que escuchas e incluso que leemos, la transcribimos, no hacemos elaboraciones de las mismas o nuevas construcciones.

Está de moda el pensamiento reductivo, vemos una información y como va de acuerdo a nuestras ideas entonces la posteamos.

 En definitiva, no hay un entrenamiento que ayude a evadir o evitar o ignorar ese bloqueo, pero con un poco de esfuerzo se puede romper este esquema.

Uno entiende que la escritura moderna esta monetizada, o sea que el neoliberalismo les ha sacado el lustro a todas las acciones del hombre, comercializando vilmente la inspiración del poeta, del escritor y que se dan una estructura y unos parámetros que hay que tomarlos de acuerdo a una posición de contexto, a una posición de razones y de buenas razones, pero lo más importante de acuerdo a una posición de vida

¿A quién va dirigido el escrito?
Continúa ahora establecer a quién va dirigido el escrito, a qué lector, persona o público se escribirá.

 

Cuando se ha definido quién será el lector, también se estará definiendo el vocabulario a emplear, el tono del texto, el ritmo. La finalidad de esta pregunta es detectar qué distancia hay entre escritor y lector, con el fin de saber qué información se debe incluir en el texto. Entre más lejos se encuentre el lector, más detalles debe incluir.


Quién será el lector del texto cuyo tema es: ¿Cómo ser un buen conductor?

Este es el producto de mis experiencias con las letras, quizás no soy el más indicado y no son mis fuertes los poemas, la novela o la poesía, pero mi ejercicio es constante en redactar dos editoriales diarios y llevar a cuestas una robusta asignación académica, me ha dado la autoridad de transitar por el sendero espinoso de las letras. A escribir se aprende escribiendo, pero existe una predisposición connatural, y lo puedes comprobar cuando al hacerlo te diviertes.

 

 

 

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