EL
MAESTRO ESTA, EN “ESTADO INTERPRETADO”
Elkin Palma
Barahona
Parece
tan normal, que, en este lapsus del tiempo en la historia de la humanidad, todo
ser humano en talla de razón y en especial el maestro tuviera que reflexionar
sobre su propia existencia, sobre su condición, sobre su responsabilidad, sobre
sus gustos, su existencia, pero sobre todo sobre su rol en el aula. ¿Son las áreas
o asignaturas fines en sí? Este sería una línea de reflexión acorde con la
feria de pedagogía a la que asistimos, pero creo que sobrepasamos este
cuestionamiento porque de hecho sabemos su respuesta.
La
invitación a cada maestro, antes de dejar la próxima huella es, no buscar inmediatamente soluciones, para
responder en sentido reflexivo las preguntas que surjan en el proceso, es mitigar
este trago amargo que saboreamos los maestros al no encontrar las opciones pedagógicas
que nos permita enfrentar la realidad escolar, derivada de una comunidad
multiprecaria que nos convierte en
indagadores eternos de la realidad de cada alumno, y que no nos permite
saborear la vida de sentirnos los verdaderos constructores de esta sociedad,
pensada en y desde la escuela.
Nos corresponde
a los maestros ya que somos los únicos que podemos bajar hasta el sócalo de
nuestro propio pensar, acudir al “modo filosófico”, ya que la filosofía tiene
como surgimiento la condición finita del hombre, por ello el hombre filosofa,
porque somos mortales, si fuésemos eternos , eso no pasaría, no tuviese sentido
la reflexión, “porque los inmortales no reflexionan, o sea no hacen filosofía” [1]
al tener conciencia de nuestra finitud nos convertimos en seres eminentemente
patéticos, pero a la vez en seres preciosos, porque cada instante de nuestras
vidas vale infinitamente, en tanto si fuésemos inmortales, un instante no valdría
nada, porque ese instante va ser repetido eternamente[2]
“algo así como el eterno retorno de F.
Nietzsche”.
Este
instante, el cual hemos promovido para que la historia resalte y aprendamos de él,
no debe ser un simple camino a la finitud, sino que debe ser abordado a través de
un pensar autónomo, y ahí los maestros jugamos un papel determinante para
forjarlo y desarrollarlo en cada estudiante y en cada persona que concurra a
nuestro contexto, es aquí cuando nuestros instigadores dicen que adoctrinamos,
sin tener idea de lo que es realmente el pensamiento autónomo.
Hay una
ideología de ultraderecha, es más hay un sistema que nos piensa, que nos ahorra
la terrible tarea de pensar, así caemos en el comodismo, muchas veces de
espalda a la realidad, son los que abandonan esta lectura para no pensar en la
inferencia que le genera, es lo que Martin Heidegguer denomina “vivir en un
estado de interpretado” es el sentido inauténtico de la existencia del ser
humano.
Cuando no participamos en la planeación de los
proyectos que nos afectan, en la elaboración de los currículos, de los planes
de áreas, en la ropa que usamos, estamos siendo leídos y a la vez
interpretados. El maestro no debe permitir ser pensado, los currículos nos
marcan un sendero y caminamos en mitad de su espesa vegetación, cumpliendo sus
metas, pero tenemos la herramienta más letal contra cualquier sistema, es el
pensar autónomo, que muy rápidamente gira hacia el pensar crítico, atendemos a él
cuándo identificamos lo que no se dice detrás de lo que se dice, lo que se
oculta detrás de lo que se publica, cuando nuestros análisis no son producto de
lo que dicen los noticieros, ni de lo que dicen otros.
El maestro
debe superar la “ideología taxi”, cuando usted toma un taxista en cualquier
país de América latina, se da cuenta de la intención que tiene la oligarquía
con el pueblo, la construcción de cada opinión de ese taxista la construye
basado en la visión de los canales televisivos, periódicos o estaciones
radiales de su país, en nuestra Colombia la derecha radical posee canales a sus
servicios y no son noticias las que proyectan sino propaganda sistemática, para
imponer una sola visión de la realidad que le permita recuperar el poder.
La
existencia inauténtica es sencilla vivirla, es la existencia que no se elige,
la cual no nos causa ningún problema, porque no tenemos que romper grilletes
para asomarnos a la libertad.