LA IZQUIERDA EN COLOMBIA PONENCIA PARA FORO DE C. POLITICA

1°) ¿A qué le llamamos ideologías de  izquierda ¿
Izquierda y derecha en política


Angel Rodríguez Kauth


Los conceptos de izquierda y derecha -nacidos con la Revolución Francesa- como analizadores de la posición política, luego de dos siglos han caído en una franca confusión de sus referentes. Tanto la izquierda tradicional, que pretende moderar su discurso para ser aceptable por los sectores medios y altos del electorado, como la derecha histórica que ha lavado sus textos en una suerte de populismo para lograr adeptos entre el proletariado. La contemporaneidad puede observar de qué manera se están traslapando los discursos y se hace muy difícil poder discernir quien está a la diestra de quien, a la par que la clásica siniestra se ha mimetizado con los discursos de la derecha.
1. LA CONFUSION DE LAS IDEAS EN LA MISERIA DE LAS IDEAS
En una rápida y breve historia de la participación política, es posible señalar qué, en el Antiguo Régimen, el número de personas que procuraban ocupar el poder político o, al menos orientarlo, estaba limitado a los círculos palaciegos. Desde de la Revolución Francesa no cesa de aumentar el número de personas que pretenden designar a los gobernantes y determinar lo que sea el bien común. El proceso de crecimiento culmina en el primer cuarto del siglo XX con el permanente acceso de las masas a la política. Se trató de una participación alterada por las manipulaciones de la opinión y por las técnicas representativas, muchas veces engañadoras; pero, estafadas o no, las sociedades se politizaron, es decir, se fragmentaron en posiciones colectivas ante la cosa pública. Incluso, los más alejados del ágora, en su intimidad, toman partido. En la actualidad se observa una paradoja, mientras la inmensa masa de la población considera a la participación política como una perversión, ocurre un hecho paradojalmente curioso. Ante posibles elecciones abiertas o, con el "sistema de lemas", presentan su candidatura hasta uno de cada 30 ciudadanos en condiciones de inscribirse (1).
Recordando una cita de C. Marx (1847), que dice: "... que mientras en la vida vulgar y corriente todo tendero sabe perfectamente distinguir entre lo que alguien dice ser y lo que realmente es, nuestra historiografía no ha logrado todavía penetrar en un conocimiento tan trivial como éste. Cree a cada época por su palabra, por lo que ella dice acerca de sí misma y lo que se figura ser". En la actualidad, no sólo la historiografía cae en ese dislate de ingenuidad intelectual, sino que también lo hacen los pueblos y los politólogos (2).
Para estimular adhesiones, los partidos afirman valores propios, a la vez que se los niegan a sus adversarios. Los respectivos portavoces y clientelas multiplican las consignas de los líderes, tanto estas sean críticas o apologéticas. En el último tercio del siglo XX fue difícil encontrar un ciudadano occidental que no contemple su política nacional como un enfrentamiento de valores y contravalores, o sea, en términos morales de buenos y malos, una relación de antagonismo y agonismo. Ese talante tan generalizado, y no carente de fundamento, afecta también a los politólogos, que tienden a explicar la dicotomía derecha e izquierda con tácitos o expresos juicios de valor, por ejemplo, el comunismo es terror, el capitalismo es explotación. Asimismo, tanto para los definidos como de "derechas", como para los del anodino "centro", las izquierdas son materialistas y ellos son idealistas. Lo mismo ocurre a la inversa. Y ambos tienen razón, la izquierda es materialista por definición, aunque no por ello sus planteos no estén rebalsados de utopías. De la misma manera, la derecha puede ser definida como idealista a partir de su asociación con poderes sobrenaturales, aunque a nadie en su sano juicio le costaría reconocer que el pragmatismo con que se rodea no es una forma de expresión materialista en el orden de la generación de bienes financieros y económicos. Es decir, derechas e izquierdas no tienen la exclusión de los atributos "idealista" y "materialista", en tanto y cuanto cualquiera de las dos expresiones políticas hacen uso -y abuso- de tales características y, además, todo depende de cómo sean definidas previamente, ya que cada uno de esos atributos pueden ser leídos de diferente manera por distintos filósofos políticos.
A fin de poder enfocar el tema desde una perspectiva no ya neutral (3), sino solo con pretensión empírica, hay que proceder a una "metanoia" intelectual, a una renuncia a los sentimientos habituales y a los prejuicios arraigados a fin de interpretar los datos y elaborar una tipología política estrictamente racional. Hay, en suma, que situarse en un nivel cero de emotividad y partidismo. Si no se logra el giro mental de considerarse metódicamente sin compromiso, será imposible abordar la delimitación de la derecha y de la izquierda políticas sin caer en alguna forma de loa o de diatriba. ¿Cómo caracterizaría hoy a la derecha y a la izquierda un puro logos desencarnado, científico?. Esa es la ardua meta intelectual.
El siglo XXI encuentra al mundo en un vacío de ideas, y no como consecuencia de las predicciones de Fukuyama (1990). Es que pareciera que las ideas se han convertido en miserables. Hechos y no palabras, pareciera ser la consigna del momento. No se sabe muy bien si lo que impera es la ideología de la miseria (Proudhon, 1846), o la miseria de las ideologías (Marx, 1847).
2. ORIGEN OCASIONAL
La derecha y la izquierda, generalmente referidas a la orientación de la mano, son términos anatómicos de gran precisión, puesto que el punto de referencia, que es el cuerpo, permanece en una posición determinada. Cuando afirmamos de alguien que es diestro o zurdo no hay duda alguna acerca del significado. Cuando la acepción es trasladada a otros ámbitos significativos, la derecha y la izquierda pierden su valor absoluto, se convierten en nociones relativas al observador. Así se produce la clásica tergiversación del viandante que pregunta por una dirección, y su interlocutor frontal califica como derecha lo que para el demandante es todo lo contrario, porque es un lugar situado a su izquierda. La geografía desecha una terminología tan confusa y la sustituye por la más precisa de los puntos cardinales.
La distinción entre izquierdas y derechas se aplicó, por primera vez a la política, en la Francia revolucionaria. La Asamblea Constituyente, inició sus trabajos en 1792. Los diputados se hallaban divididos en dos grupos enfrentados: el de la Gironda, que se situó a la derecha del Presidente, y el de la Montaña, que se situó a la izquierda. En el centro tomó asiento una masa indiferenciada a la que se designó como el Llano -o la Marisma-. Los girondinos deseaban restaurar la legalidad y el orden monárquico, mientras que La Montaña propugnaba un estado revolucionario, el cual, después de anular a los girondinos, desembocaría en lo que se conoció -lamentablemente, aunque con justicia- como el Terror. Así se produjo una identificación de la izquierda con la radicalización revolucionaria que, al grito de "Libertad, Igualdad y Fraternidad", desencadenaría una etapa de utopías y ferocidad que sólo lograría detener el golpe de Estado de Bonaparte. Los implacables Robespierre, Danton y Marat fueron los caudillos y los definidores del primer partido político francés que se situó a la izquierda.
3. SIGNIFICACION EQUIVOCA
Dos siglos transcurrieron desde la Convención hasta hoy y, sin embargo, ni la derecha ni la izquierda política logran dotarse de contenidos pragmáticos continuos y relativamente estables. Por ejemplo, los liberales eran la izquierda en tiempos de Organización Nacional, y son la derecha en tiempos del menemismo. En Europa, la derecha era nacionalista hasta la II Guerra Mundial; pero poco después creó la Unión Europea, máximo exponente contemporáneo de la superación del Estado nacional. Objetivo éste último auspiciado desde el siglo XIX por el internacionalismo socialista, aunque llegado el momento no participó de los fastos de creación de tal organización transnacional.
La historia política muestra que los programas de la derecha y de la izquierda evolucionan de manera rotunda y, a veces, errática. Quizás el caso más elocuente sea la actual adhesión a la economía de mercado por parte de los contemporáneos comunismos reciclados, antes prototipos del intervencionismo estatal absoluto hasta llegar a convertirse en un capitalismo de Estado en la ex Unión Soviética.
Una evolución más lenta, pero paralela, fue la de las socialdemocracias desde la escisión de la Internacional Socialista. Sin salir de los límites de un país como Gran Bretaña, la izquierda laborista del estatista Premier Attlee, apenas sería reconocible en el actual gobierno del privatista Blair: el socialismo de éste hubiera sido considerado derechista hace sólo medio siglo. El peronismo, en Argentina, fue estatista -aunque derechista- de la mano de Perón, aunque en la actualidad alcanzó la cumbre -con la conducción del menemismo- de las privatizaciones. Es evidente, entonces, si abundáramos en más ejemplos obvios, que los cambios copernicanos de programas políticos no conocen fronteras. La derecha y la izquierda políticas carecen de contenido estable a escala universal y también nacional; son tan relativas como en geometría. Otro ejemplo. Durante la Cumbre de la Internacional Socialista (¿ ?) realizada en Buenos Aires -junio de 1999- se tuvo oportunidad de asistir, atónitamente, a la definición, por parte de variados líderes socialdemócratas, de la "tercera vía" propuesta tanto por el laborismo británico y los socialismos francés y alemán, como que "... apoyamos una economía de mercado, no una sociedad de mercado", es decir, una disociación -economía y sociedad, a la cual M. Weber (1944) no las veía como separadas- difícil de comprender más allá de la retórica fácil de los discursos huecos. Y más difícil aún, proviniendo de dirigentes de la socialdemocracia internacional, que si bien nunca se han mostrado como revolucionarios plenos, al menos han sido tibiamente progresistas.
Los dinamismos, a veces pendulares, de los programas partidistas impiden una caracterización general de la derecha y la izquierda; su descripción ha de ser coyuntural para un lugar y un tiempo. Tal historicismo inutiliza a los términos como permanentes categorías politológicas.
En suma, la distinción entre derechas e izquierdas políticas es más histórica que lógica y, consecuentemente, tiene un valor nominal, un contenido cambiante, una significación ocasional, y no es una terminología hermenéutica invariable para exponer la historia de la teoría y de la praxis políticas, ni siquiera en la edad contemporánea.
4. EL COMPLEJO DE INFERIORIDAD
En numerosas lenguas el vocablo que designa a la izquierda anatómica ha padecido connotaciones negativas. Hay culturas donde la mano izquierda está reservada para menesteres indignos. La condición de zurdo ha sido considerada como una anomalía y una presunción axiológicamente desfavorable. El término latino siniestro adquiere en la prosa contemporánea una significación moralmente negativa, que es la preferentemente heredada por algunas lenguas romances y entre ellas, por el español, donde prevalece la acepción de perverso, oculto, para lo siniestro (Falcón, 1997); quizás sea esa la razón de que se fuera imponiendo el eufemismo "izquierda".
A pesar de tan adversa tradición semántica, los posthegelianos reivindicaron su condición de izquierdistas. Y en Francia, los herederos de la Revolución procedieron a una progresiva dignificación del izquierdismo: "la gauche divine", tarea a la que se incorporaron diferentes socialismos, incluido el marxista. En la guerra de las palabras y de las ideologías, los autodenominados "progresistas" descalifican a los tachados de derechistas como reaccionarios, defensores de privilegios inicuos, y adversarios de la justicia social. Llegados a este extremo, cercano a lo satánico, algunos acusados empezaron a rechazar la condición de derechistas para adoptar otras denominaciones -aún no totalmente desprestigiadas- por la ofensiva retórica de sus adversarios: conservadores, populistas, democristianos, centristas, etc.
Así se ha llegado a la situación actual, que es la desaparición de la denominación "derecha" en la nomenclatura de los partidos políticos. Pero la cuestión no es sólo nominal: el complejo de inferioridad moral que los socialismos consiguieron inocular a sus oponentes llevó a estos a posiciones izquierdistas en lo que consideraron marginal al modelo de libre mercado, como en el plano de la cultura exquisita.
De tal forma se ha arribado a la paradójica situación actual: hay centro, izquierda y extrema izquierda; pero nadie se dice de derecha. Esto es una especie de hemiplejía política. Y, además, aparece la paranoica huida de los liberales hacia un supuesto centro para escapar de la proscripción verbal dictada desde la izquierda. Una primera aproximación a la definición de la derecha sería la posición política en la que nadie quiere ser situado. Claro que si esta fase dialéctica concluyera con la total desaparición de la derecha nominal, empezaría otra similar contra el centrismo como derecha vergonzante o encubierta. Es la humillación de cambios de nombre, hipocresías, enmascaramientos, concesiones y entregas a que se condenan quienes padecen esto que se puede definir como complejo de inferioridad política de identificación.
Es posible ilustrar esto en la Argentina actual -1999- dónde con un gobierno -menemismo- extremadamente liberal en lo económico y con un absoluto corrimiento del Estado de su obligaciones legales (Rodriguez Kauth, Del Estado...), no exista organización política alguna que se defina como de derecha. Ni aun la del propio ex Ministro D. Cavallo, quien fue el numen de las privatizaciones durante su gestión como funcionario del menemismo.
5. UNA LECTURA COMPARATIVA
A pesar del escepticismo de muchos politólogos tanto los periodistas como los políticos siguen utilizando la vieja distinción de izquierdas y derechas. Resulta difícil pensar que todos manejen un comodín equívoco, en todo caso, lo que utilizan es una reducción simplista; ya que se trata de términos relativos, y por lo tanto, históricos. Tanto las derechas como las izquierdas no han mantenido un contenido unívoco y estable. Ha sido superada la distinción entre las derechas e izquierdas de 1850, de 1900 o de 1950; pero, con significado distinto, subsisten en el año 2000. Periódicamente aparecen ensayos para delimitar los campos e -incluso- para salvar los contenidos de algún tiempo pasado. Asimismo, Del Río (1999) considera que en las dos últimas décadas la distinción entre derechas e izquierdas políticas se ha visto complicada en lo que se refiere a políticas gubernamentales. La izquierda como campo político, social e ideológico está más viva en Francia que en España o Alemania.
A continuación, intentaré desarrollar una suerte de diferenciación de ambos espectros y cómo los mismos terminan por confundirse.
a) Desde una caracterización racional, la izquierda sería un paradigma racionalista; mientras que la derecha se ubicaría del margen pragmático. Esto se apoya en que, desde Marx, la producción teórica de la izquierda ha sido mucho más voluminosa y compartida por mayor número de intelectuales que la de la derecha, a la cual se la puede considerar pobre de contenidos ideacionales. Pero, una mayor masa de bibliografía y de académicos no implica necesariamente mayor densidad racional.
Las derechas, en sus diversas versiones, siempre han contado con doctrinarios básicamente racionalizadores. Un ejemplo de esto último ha sido A. Smith (1784).
Se suele argumentar en contra de la superioridad racional de la izquierda que, durante la época de dominación comunista en Moscú, la producción intelectual surgida de los espacios geográficos dominados por aquellos, fue simplemente una retahíla de obsecuencias. Sin embargo, esto carece de valor cuando se piensa en autores marxistas críticos que llevaron adelante una prolífica obra de esclarecimiento político y social no dogmático. Caso semejante ocurre con los panegiristas de la derecha durante sus "reinados" (p. ej.: K. Schmitt en Alemania y B. Croce en Italia).
b) También se ha sostenido lo contrario, o sea, que la izquierda se ha desarrollado sobre la emotividad, y la derecha sobre la racionalidad. Esta interpretación se apoya en el hecho de que las políticas igualitarias del socialismo arraigan en la envidia y hasta en el resentimiento, mientras que -sostiene la derecha- la meritocracia se fundamenta en algo tan razonable como la jerarquización de valores. Pero esta exégesis explica únicamente una etapa, no todas. El liberalismo, que fue la izquierda a mediados del siglo XIX, era una construcción teórica, que no se fundaba en demagogias emotivas; en cambio, aquélla derecha confesional de la época se sostenía en sentimientos religiosos.
c) Una variante de esta distinción formal, que ya deja de ser tal pues se presenta cargada de contenidos, es la que identifica a la derecha con fideísmo y confesionalismo, y a la izquierda con secularismo y laicismo. Según esta clave, Aristóteles, que no creía en ninguna religión, sería un doctrinario izquierdista. Pero es que, además, siempre ha existido una derecha agnóstica: en Francia la que arranca del positivismo comtiano y pasa por Maurras; en España la de tantos moderados como Mon, Giner, Costa u Ortega; en Argentina L. Lugones sería el paradigma de tal fenómeno. En cambio, existe una izquierda mitológica como la jacobina que implanta el culto a la diosa razón, entronizada solemnemente en la catedral de París, o como el marxismo que se convierte en nueva fe con su libro revelado, su profeta, sus fanáticos, sus autores prohibidos, sus iconos, sus misioneros, sus anatemas, sus autos de fe e incluso su cuerpo incorrupto. Las guerras de religión, que subsisten ya no en la India o Líbano, sino en los inmediatos Balcanes ¿serían sólo entre derechistas?. Es absurdo afirmarlo. La apelación política a lo divino se remonta a los orígenes de la Humanidad y, la experiencia, demuestra que hay derechistas e izquierdistas incrédulos y creyentes. Que una parte de la izquierda política contemporánea fuera laica no permite la generalización, ya que, por ejemplo, Latinoamérica observa absorta los coqueteos de la izquierda con la llamada teología de la liberación, como una estrategia oportunista de recuperar espacios perdidos entre las masas (Ferrater Mora, 1971, Rodriguez Kauth, 1993).
d) Otra variante de la distinción formal es identificar a la izquierda con la utopía y a la derecha con el realismo. Si por utopía se entiende lo absolutamente imposible, la connotación será negativa y descalificadora, puesto que la política es el arte de lo realizable. Pero si por utópico se entiende una orientación ideal al que efectivamente cabe aproximarse, los hechos no confirman que las derechas políticas hayan carecido de ideales, más bien al contrario, aunque los mismos no sean -para mí- valiosos. Por ejemplo, las derechas confesionales, se han propuesto metas morales cuyo término, por definición, es un bien sumo al que cabe acercarse sin rebasarlo jamás. En todo objetivo ético hay un extremo que funciona como un límite, es decir, como un punto que está siempre más allá de todos los de la serie infinita a la que pertenece. Si bien es cierto, los idealismos no son monopolio de la izquierda ni de la derecha política, sin embargo, se puede afirmar que la izquierda levanta ideales altruistas y de solidaridad que no se encuentran en los idearios de la derecha, por la sencilla razón de que ésta es egoísta y eminentemente pragmática.
6. UNA LECTURA DESDE LA MORAL
La práctica usual de caracterización de la derecha y la izquierda consiste en adscribirles -como es obvio- valores diferentes. Resulta casi imposible alejarse de esta recurrencia judicativa a ser considerado mejor que el otro, ya que es consubstancial al quehacer político. Pero tal metodología axiológica no es neutral, debido a que los valores se ordenan jerárquicamente, e inclinarse a favor de unos suele implicar la afirmación de una superioridad o inferioridad con respecto a los de la orientación contraria. Además, cada valor enfrenta a su opuesto y, adjudicar uno positivo sugiere carencias en quien no lo posee. En fin, los valores afectados en este caso son fundamentalmente morales y les es consubstancial la gradación que va desde lo óptimo hasta lo pésimo pasando por lo mejor, lo bueno, lo mediocre, lo malo y lo peor. Suele ocurrir que caracterizar a las corrientes políticas según sus contenidos axiológicos es abandonar la neutralidad para incidir en la diatriba o la loa, ya tácitas, ya expresas.
a) Es un lugar común que el valor predominante de la izquierda sería la igualdad, mientras que en la derecha primaría la jerarquía. Esto es una traslapación de posturas que contraponen otro par de valores, el de la libertad y el del orden.
La igualdad de los individuos humanos no es un ideal, ni siquiera una utopía, es una falsedad puesto que no hay dos hombres idénticos ni biológica, ni intelectual, ni moral, ni técnicamente. Sólo es factible la igualdad de oportunidades; pero este objetivo, que tiende a superar discriminaciones injustificadas y ocasionales, es un lugar común de los programas partidarios. La pretensión izquierdista de encarnar la demanda de igualdad de oportunidades es tan carente de fundamento objetivo como la de monopolizar el calificativo de "progresista", según la antigua retórica soviética. En una arenga o en un artículo partidista tales manipulaciones del lenguaje suelen ser consideradas como corruptelas tolerables; pero a nivel teórico no. La igualdad de oportunidades no la niega nadie. Otra cosa es la dificultad de imponerla a causa de la intrínseca historicidad del individuo humano y la imposibilidad de anular la temporalidad y espacialidad en que se encuentra todo lo materialmente concreto.
Por otro lado, la igualdad de oportunidades no se produce espontáneamente, ha de ser impuesta, y tal decisión requiere un poder, o sea, jerarquía. No sólo no hay contraposición efectiva entre libertad y jerarquía, sino que ésta es condición de aquélla. Y en el fondo aparece la inevitable autoapología. Unos valores son estimados como superiores a otros, y situarse en tal campo suele equivaler a elogio y crítica. El sometimiento a una jerarquía no es inicialmente grato, mientras que la afirmación de la igualdad entraña cierto narcisismo.
Y los datos históricos no corroboran esta interpretación. La primera izquierda propiamente dicha, la de la revolución francesa, no cesó de atribuirse la búsqueda de la igualdad; pero dio lugar a la dictadura de un grupo de los privilegiados jacobinos. Y el presunto salvador de la revolución que se devoraba a si misma, Napoleón, creó la suntuosa aristocracia familiar y militar del Imperio en la Francia metropolitana y en las naciones vencidas: reyes, príncipes, grandes duques, y títulos innumerables. Un abismo de desigualdad separaba al pueblo de las nuevas aristocracias revolucionarias. Similar fue el curso de la revolución soviética: al grito de igualdad se constituyeron, en Rusia y en los países satélites, la "nueva clase" y la "nomenklatura", tan alejadas de las bases como la nobleza zarista. Y al liquidarse la Unión Soviética, esa clase privilegiada ha sobrevivido, aún más enriquecida, gracias al corrupto proceso de privatización de empresas públicas. La potencia que Lenin condenó por explotadora de los trabajadores, los Estados Unidos, ¿no ha engendrado más desigualdad real que la que existía?. Una cosa es lo que se predica y otra lo que efectivamente se hace. Clasificar a los movimientos políticos por sus declaraciones programáticas o sus consignas propagandísticas es un ingenuo criterio nominal, no sociológico ni político.
b) Transportar la oposición derecha-izquierda a los valores de libertad-igualdad tampoco resulta esclarecedor porque ni los datos históricos, ni el análisis teórico confirman tal contraste. La derecha contrarrevolucionaria del siglo XIX era más bien absolutista, mientras que la izquierda era libertaria y enarbolaba, sobre todo, el primer término de la famosa trilogía de 1789.
Tampoco el análisis conceptual confirma el supuesto contraste, porque libertad e igualdad no se oponen: existen liberales igualitarios y no igualitarios, del mismo modo que hay demócratas igualitarios y autoritarios (ejemplo de estos últimos fue el socialismo real). La igualdad es un valor relativo que supone una previa estratificación, mientras que la libertad es un valor absoluto referible a cualquier nivel social; no se oponen, ni excluyen, sino que son compatibles y complementarios.
c) Cruzando el plano ético con el histórico, se ha dicho que la derecha y la izquierda representarían dos actitudes ante la justicia. Aquélla pretendería conservar lo justo ya obtenido, mientras que ésta siempre trataría de avanzar hacia cotas más altas de justicia. Esta interpretación no está respaldada por la experiencia. La izquierda de la revolución francesa empezó aniquilando el orden establecido, lo que desembocó no solamente en anarquía sino -lo que es peor- en injusticias. No fue diferente la revolución soviética. Posiblemente, la meta era más justicia; pero la realidad fue la contraria.
d) Exagerando el panegírico, se ha afirmado que la derecha es el egoísmo interesado y la izquierda el altruismo filantrópico. Pero tal interpretación no es una caracterización, sino una dogmática descalificación de la derecha, ya que el altruismo es socialmente el bien, mientras que el egoísmo es el mal. Un examen sereno de la historia contemporánea de Europa y Latinoamérica no justifica tal demonización partidista. El más elemental balance de nuestro pasado ¿dónde situaría a un supuesto o real Imperio del mal?. ¿En el más o menos derechista Occidente o en el Este, suprema encarnación del izquierdismo?. Creo que sin apasionamientos se lo puede ubicar en ambos lados geográficos, es decir, el mal no es patrimonio de unos, como tampoco lo es el bien.
e) Son falsos los dilemas entre orden y justicia, entre jerarquía y libertad, entre libertad e igualdad, entre conformismo e inconformismo, entre egoísmo y altruismo, como lo son todos los análogos entre tradición y ciencia, entre conservación y progreso, entre individualismo y solidarismo, entre nacionalismo y cosmopolitismo. Esas dicotomías de grandes polisemias no son mutuamente excluyentes, ni coinciden con las derechas y las izquierdas históricas. Más, se apoyan en peticiones de principios morales donde un término es el bueno y el otro el malo. Dos siglos de tal dialéctica han creado conflictos sociales; pero escasa luz lógica. Quizás los demagogos y sus escribas continúen con tales manipulaciones; pero el estudioso debe repudiarías por ideológicas en el peor sentido del vocablo, es decir, por no científicas. Es preciso abandonar la pretensión moralista, atrayente para el activista de barricada y buscar una conceptualización, una distinción objetiva y empírica a la vez, compatible con el dinamismo de una época ya que no histórico universal.
7. IZQUIERDAS Y DERECHAS ANTE EL ESTADO
La definición actual y concreta del Estado viene dada por un ordenamiento jurídico. Sus actores son tanto los funcionarios como la inmensa masa de ciudadanos.
Desde sus inciertos antecedentes, el Estado no ha cesado de complicarse y crecer. En el siglo XX, algunos Estados europeos han llegado a administrar más de la mitad del producto bruto interno. El Estado, identificado por Hobbes (1651) como Leviatán y luego divinizado por Hegel, es una realidad colosal.
El Estado es una figura inseparable del Derecho, y éste requiere coacción. El imperativo y la consiguiente constricción de las libertades individuales es el aspecto negativo del aparato estatal: el orden que impone va acompañado de violencia. Legítima o ilegítima, el Estado entraña necesariamente fuerza. Pero tal coerción resulta -para la mayoría- menos rechazable que el caos y la anarquía, que es la que impone físicamente el más fuerte. La convivencia sin Estado es un ideal lejano, a la par que un imposible para la actual forma social de vida que se han dado los humanos. Es irracional pretender la supresión de las formas políticas de coacción, especialmente de la más evolucionada, que es el Estado. La presencia del Estado es un mal menor que su ausencia, y la razón aconseja aceptarlo con sus reglamentaciones, sus cárceles y sus impuestos, aunque esto no signifique que se intensifique la lucha por reducir su presencia de abusos autoritarios. Los estatistas tienden a presentar como anarquistas a quienes no apoyan la constante hipertrofia del Estado y el progresivo estrechamiento de las áreas de autodeterminación individual. Es un recurso reduccionista y tan rancio como la invención del maniqueísmo.
No es sólo la acuciante alternativa entre vivir en relativa paz o la constante amenaza de rapiña y aún de muerte; es que la prótesis cultural que nos capacita y perfecciona es, en gran parte, fomentada y conservada por el Estado. Ser más o menos humano depende en gran medida del Estado. Hay una correlación entre la calidad estatal y la ciudadanía. La cuestión estriba en el tamaño del Estado.
En la actualidad, las tensiones de las sociedades avanzadas no se producen entre monárquicos y republicanos, confesionales y laicos, presidencialistas y parlamentaristas, sufragistas calificados o universales. Sea cual fuere la real sustancia imperativa de los derechos humanos, nadie discute su formal proclamación y la necesidad de su protección. Tampoco se niega la igualdad de oportunidades o la protección al desvalido. Lo que ahora divide y caracteriza a las izquierdas y a las derechas no son dos valores aparentemente contrapuestos como la libertad y la autoridad, ni siquiera intereses de clase enfrentados como los de la burguesía y el proletariado. La confrontación se produce a lo largo de una dimensión única: la estatalidad y es, por tanto, cuantitativa y, en sí, axiológicamente neutra: más o menos Estado. ¿Qué funciones y en qué medida se pueden privatizar?. Es el debate político por excelencia en las sociedades desarrolladas.
¿Ahorro público o privado?, ¿qué tipo y proporción de empresas estatales?, ¿qué áreas de orden público pueden ser asumidas por entidades particulares?, ¿qué pleitos se substanciarán en tribunales o en despachos de arbitraje?, ¿seguridad social de capitalización personal o de reparto colectivo?, ¿enseñanza estatal o privada?. En suma ¿qué proporción de la renta nacional será administrada por funcionarios públicos?. La izquierda, hasta inicios de la última década del siglo, ha propugnado más Estado, la derecha -en cambio- menos Estado. Esta es la actual polémica objetiva, mensurable y comparable del dualismo terminológico en la política contemporánea.
La preferencia por el tamaño del Estado responde a una teoría que, en primer lugar, puede tener fundamentación empírica. ¿Quién controla más eficazmente al gestor?, ¿el empleado, el propietario, o el burócrata de la administración pública?. Al respecto, la experiencia es ambigua y otorga razones a unos y otros demandantes.
Pero la preferencia por más o menos Estado tiene también una fundamentación pragmática con cierta connotación moral, recibida del socialismo en sus diferentes versiones, sobre todo, del marxismo. Se trata, inicialmente, de la cuestión de la plusvalía, ya que la propiedad pública haría que se revirtiese sobre toda la sociedad y no sólo sobre el propietario de los bienes de producción.
Es también la cuestión de la libertad: cuanto mayor la dimensión del Estado existen menos márgenes individuales de autodeterminación. La creciente fiscalidad es una forma muy severa de opresión porque priva al ciudadano de fracciones de su tiempo, a veces, de más de la mitad; es una variante del trabajo forzado, una esclavitud parcial que suele aplicarse progresivamente, en proporción a la capacidad y laboriosidad de las personas. Cuanto más fracasado e improductivo sea el ciudadano, menos le será confiscado por el Estado que -incluso- le obsequiará con fracciones de lo decomisado a los otros. De ahí que los ciudadanos sean más estatistas cuanto más minusválidos. Es cierto que en la coyuntura actual la derecha postula más libertad concreta; pero ¿acaso sólo para ciertas personas privilegiadas por el previo reparto de la propiedad?. Es el debate sobre las libertades formales y las reales suscitado por el socialismo de cátedra. Para equiparar las dosis individuales de libertad hace falta la violencia redistributiva del Estado, afirman los intervencionistas. Tal acción estatal, sostienen los liberales económicos, reduce el monto total de libertad en la sociedad. La experiencia contemporánea ha dado la razón a estos; pero subsiste la radical correlación: no hay libertad sin algunos recortes a la misma. Se trata de una gradación prudente.
En este debate, durante la primera mitad del siglo XX, la corriente hegemónica fue la izquierdista, ya que no cesó de aumentar el peso económico del Estado y su participación en la administración de la renta nacional, y esto no sólo en los países integrados a su órbita. Pero en la segunda mitad de la centuria se invirtió la tendencia, sobre todo a partir de 1989, año de la "volteada" (Rodriguez Kauth, 1994) del Muro de Berlín y del desastre del socialismo real. Si la derecha actual se caracteriza por postular menos Estado, es obvio que está triunfando a escala universal y que el punto medio de la tensión política se desplaza hacia las privatizaciones, o sea, hacia la derecha.
No debe olvidarse durante el debate acerca del Estado -que a veces llega a la pretensión de su desaparición- la clásica definición que sobre el mismo ofreció M. Weber (1944) cuando dijo que es aquella comunidad humana que dentro de un territorio aspira con éxito al monopolio legítimo de la violencia. Lo cual supone el condicionamiento de las acciones de quienes habitan su espacio con reglas fijadas por él. En definitiva, el Estado es la articulación de un conjunto de normas y la posibilidad de usar la fuerza para obligar a su cumplimiento.
Esta derechización, empíricamente verificable, no significa ni la anárquica negación del Estado que estamos sufriendo en Argentina, ni el rechazo de toda intervención soberana en la vida económica; sólo revela una tendencia con infinidad de posiciones intermedias, y sin duda, reversible. Una distinción tan dinámica, inestable y versátil como ha sido la de la derecha y la de la izquierda políticas hace pretencioso suponer que se ha llegado a un planteamiento definitivo.
La tensión entre mercantilismo y librecambismo es antigua; pero, en los finales de la segunda mitad del siglo XX, el fracaso del socialismo real decidió la alternativa a favor de la iniciativa privada y del libre mercado por parte de grandes masas de electores que han volcado su decisión en esa dirección. Esta es la razón de que los izquierdismos supervivientes, como la llamada socialdemocracia, no cesen de aproximarse a los programas derechistas que se concretan en liberalismo ("neo" o "paleo"), desrregulación y privatización, o sea, amortización de los efectos del moderno izquierdismo intervencionista, inspirado principalmente en Marx y en Keynes.
El izquierdismo estatista se ha quedado sin pensadores y va a remolque de los liberales económicos que han contado con figuras como las de Hayek o Friedman. Los teóricos del izquierdismo han pasado a la erudición o al olvido y, los que se reciclan de neoliberales ocasionales, han dejado de ser intelectual y moralmente respetables en la medida en que pretendan aleccionar desde el oportunismo coyuntural.
La regla de más o menos Estado es independiente de las razones teóricas o prácticas que conduzcan a fijar posiciones concretas. Dado que toda actitud política es moral y entraña una jerarquización de valores, la regla propuesta, en sí misma, es éticamente neutra, puesto que permite situar sin exaltar ni condenar. Existe un segmento, uno de cuyos extremos está ocupado por el totalitarismo (todo en el Estado, nada fuera de él). El otro extremo sería el de supresión del Estado. El carácter continuo de esta línea permite infinitas posibilidades, recíprocamente relativas. Es un criterio geométrico, amplísimo y sin implicaciones axiológicas intrínsecas. La localización clarificadora no supone juicio alguno de valor, salvo el universal e insoslayable de todo conocimiento científico que es la veracidad. El que propugna menos Estado se coloca a la derecha del otro.
¿Qué paralelismo existe entre más o menos Estado y más o menos mercado?. No es la misma contraposición con nombres distintos porque el libre mercado ha de ser garantizado por el Estado frente a los monopolios y otras corruptelas. El mercado libérrimo no coincide con la supresión del Estado, sino con su minimización. Es cierto que más Estado implica más intervención en la sociedad y en la economía, mientras que menos Estado supone menos intervención. En general, a medida que se avanza hacia la izquierda del segmento, se incrementan el volumen y la intensidad de la intervención.
En el presente panorama politológico no se divisa una regla más aséptica, general y circunstancialmente útil para clasificar a las corrientes políticas que la de más o menos Estado.
8. CONCLUSIONES
Las nociones de izquierda y derecha son relativas y -aplicadas en política- sus contenidos han cambiado, incluso polarmente. Los centros son aún más inciertos y movedizos. Los tres sólo pueden ser caracterizados en un tiempo y un espacio.
A las actuales corrientes políticas, sean cuales fueren sus nombres oficiales, sus seudónimos, o denominaciones subliminales, se las sitúa en la línea sustantiva averiguando si propugnan más o menos Estado que sus rivales en lucha por orientar o conquistar el poder. La que aspire a "menos" (privatizaciones y desrregulaciones) se localiza a la derecha de las otras. Esa es la clave del acertijo que hoy se enmascara bajo las retóricas publicitarias.
Lo demás resulta políticamente secundario y, de allí, la general anemia intelectual y ética de la clase gobernante.

BIBLIOGRAFIA

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FALCON, M. I.: "El Psicoanálisis y lo siniestro". Revista Intercontinental de Psicoanálisis Contemporáneo, (México), Vol. 2, N° 1, 1997.
FERRATER MORA, J.: Diccionario de Filosofía. Editorial Sudamericana, Bs. Aires, 1971.
FUKUYAMA, F.: "¿El fin de la historia?". Revista Babel, Buenos Aires, N° 14, 1990.
HOBBES, Th.: (1651) Leviatán. Ed. Nacional, Madrid, 1979.
MARX, C.: (1847) Miseria de la Filosofía. Ed. El Quijote, Bs. Aires, 1946.
MARX, C.: (1847) La Ideología alemana. Editorial Pueblos Unidos, Montevideo, 1958.
RODRIGUEZ KAUTH, A.: Psicología de la Hipocresía. Ed. Almagesto, Bs. Aires, 1993.
2°) El origen de la izquierda está ligado a la derecha
Origen de los terminos:

Los origenes del antiguo antagonismo de Izquierda y Derecha, nace en los momentos de la Revolucion francesa. En donde, en los Estados Generales y en la Asamblea Nacional, los mas conservadores se sentaban hacia la derecha y los mas revolucionarios hacia la Izquierda, esta distincion es muy popular hasta nuestros dias, lo que influenyo a la politica contemporanea y postmoderna en la clasificación de idearios políticos.

A que se refiere cuando se habla de Derecha e Izquierda?-

La Izquierda es el pensamiento politico, filosofico, economico y social que prioriza el progreso y el cambio como solucion politica, mientras que la derecha prioriza la conservacion del orden establecido como solucion politica, este fue el concepto que se tiene de Izquierda y Derecha desde siempre, aunque sea verdadero esto no es completo debido a que hay mas variantes que influyen en los pensamientos politicos, EN GENERAL, estos son:
- A nivel economico, se prefiere la intervencion estatal (izquierda) o la economia Laissez faire (Derecha)
- A nivel moral, el estado no debe intervenir (Izquierda) o debe (derecha)
- A nivel social, se deben hacer politicas sociales (Izquierda) o las personas se deben hacer cargo de si mismas (Derecha)
- A nivel nacional, se prefiere el mundialismo o naciones politicas (Izquierda) o las naciones o naciones culturales (Derecha)
- Se niega la propiedad privada (Izquierda) o se afirma (Derecha)
- Se prefiere el cambio (Izquierda) o la conservacion (Derecha)

Estas son las principales diferencias que se plantean en el clasico antagonismo, aunque no es completo tampoco, debido a que es muy totalizante y estas dos posiciones tienen nucleo comun pero son muy heterogeneas, por ejemplo, dentro de la derecha existen grupos partidarios de la libertad economica y por ende la libertad negativa por lo que se niegarian las autoridades morales o tambien en la Izquierda
que en ciertos casos favorecen el nacionalismo cultural o romantico. Por ello se podrian dividir en cuatro grupos:


Dentro de la Derecha:
-Derecha Liberal
-Derecha Conservadora

Dentro de la Izquierda:
-Izquierda revolucionaria
-Izquierda Liberal

Derecha Liberal: Es aquella rama de la Derecha basada, en el pensamiento economico ilustrado y pensadores decimonicos que ponen enfasis en las libertades negativas (Aquellas que afirman que la verdadera libertad es la individual y solo lo individual) y en especial en la libertad de inversion y de industria, la Derecha Liberal es considerada la precursora del capitalismo mundial. El sistema socioeconomico por excelencia de la derecha liberal es la democracia liberal en donde se pone en el centro al individuo. De la derecha liberal tambien se desprende una rama del anarquismo, denominada Anarco-capitalismo o tambien ciertas ramas del anarquismo individualista. Los liberales consideran la verdadera igualdad solo a nivel individual. Tambien son librecambistas.
Derecha Conservadora: Es la clasica rama de la derecha, que pretende la manutencion del orden establecido, pero no a nivel liberal (aunque hay muchos conservadores que tomen politicas liberales). La Derecha conservadora prefiere las tradiciones, los valores, la moralidad y la nacion y ponen enfasis en la comunidad mas que en el individuo, El conservadurismo a diferencia del liberalismo, hace practica de un estado dirigista similar al izquierdista o en intervencion, favorecen la propiedad privada ademas, promueven valores, tradiciones y valores comunitarios. Ponen enfasis en el papel del individuo en la sociedad mas que el mismo individuo. Son proteccionistas. El sistema socio-economico por excelencia de la derecha conservadora seria la monarquia parlamentaria o en casos mas extremos la monarquia absoluta.
Izquierda Revolucionaria: Es la rama de la izquierda mas clasica y extrema, desea un cambio brusco y radical que cambie los ordenes existentes. Lo general que busca la izquierda revolucionaria es un nuevo orden IGUALITARIO, ya que el valor principal de la izquierda es la igualdad en terminos de derechos positivos y la izquierda revolucionaria considera que las revoluciones son la manera de llegar a esta clase de sociedad.
Izquierda liberal: es la rama de la izquierda, identificada con la "nueva izquierda". La izquierda liberal considera que las revoluciones no son el metodo de llegar a la sociedad igualitaria de derechos positivos, sino es que es por medio de reformas grandes (a diferencia de la derecha conservadora) que fomenten el progreso social.

AVISO: las ideologias politicas son muy dificil de clasificar ya que son muy heterogeneas, estas son solos las bases de cada pensamiento ideologico, lo heterogenize lo mayor posible pero no es la verdadera real clasificacion .

A NIVEL FILOSOFICO:
La izquierda y la derecha tambien se puede interpretar en la filosofia politica y social, se plantean diferentes argumentos a cada una de las partes y diferentes corrientes de pensamiento filosofico a cada una de ellas. Se puede hacer hacer coincidir la izquierda con el racionalismo cosmopolita y la derecha con el romanticismo nacionalista. La izquierda considera que la razon debe guiar al ser humano hacia una sociedad racional, igualitaria y libre planteada por los ilustrados, considerian al ser humano como un ser capaz de ser mandado por la razon, que posee capacidades iguales y que tenemos partes comunes todos nosotros. La derecha se podria acercar mas al romanticismo, consideraria al ser humano como un ser de diferencias naturales, no totalmente racional, que debe ser gobernado por las tradiciones, que cada grupo humano o seres humanos son diferentes y tienen diferentes capacidades. Tambien se podria acercar la izquierda con el progresismo y la derecha con el organicismo. Los izquierdistas considerarian a la sociedad como una entidad artificial que puede ser maleable y direccionada al camino que se desee, mientras que la derecha consideraria a la sociedad como un organo natural, que es incapaz de ser maniobrada o direccionada correctamente y que debe seguir un "curso natural". Esto TAMPOCO es totalmente asi, ya que hay derechistas ilustrados (ejemplo, Voltaire, Adam Smith) o izquierdistas romanticos (Rosseau, etc), por lo que tampoco es una clasificacion correcta. La politica y el estudio social es propio de cada uno pero tu opinion puede acercarse a cada una de estas ideologias



3) El recorrido de la ideología a nivel mundial

 Descripción: http://blog.pucp.edu.pe/media/2716/20100307-Countries_governed_by_SI_parties.png
4) Potencias de  ideologías de izquieRda
U.R.S.S
CHINA

5) ORIGEN DE LA IZQUIERDA EN COLOMBIA


EL ORIGEN DE LA GUERRILLAEN COLOMBIA
Uno de los rasgos de las organizaciones armadas que están al margen de la ley en losúltimos años, es el hecho de que las autodefensas tienen cada vez más influencia, mientras quelas
FARC
y el
ELN
la pierden. Esta situación contrasta con la que se vivió entre finales de lossetenta y mediados de los ochenta, años en los que el predominio de las guerrillas eraincuestionable al tiempo que la fuerza de las autodefensas se circunscribía a algunos núcleosen el sur, principalmente a Puerto Boyacá, Yacopí, Puerto Berrío y a otros municipios vecino.Expresado en una forma muy gráfica y gruesa se puede decir que tradicionalmente lainfluencia de las
FARC
fue notoria en el sur del Magdalena Medio (Cundinamarca, Boyacá,Santander y Antioquia) y la del
ELN
fue más fuerte en el norte (Sur del Cesar y Sur de Bolívar),mientras que las dos agrupaciones compartieron fuerza en el centro, (especialmente enBarrancabermeja y su entorno)
Las FARC
El 4º Frente de las
FARC
nació en el sur de la región, en los límites de Boyacá,Cundinamarca, Santander y Antioquia, en la segunda mitad de los años sesenta. En laactualidad su influencia de esta zona es prácticamente nula debido al avance de lasautodefensas. Su expansión durante los setenta fue muy lenta y su mayor crecimiento seproduce entre 1980 y 1983 cuando nacen los frentes 11, 12, 20, y 23 en Santander, el 24 en elSur de Bolívar, el 22 en Cundinamarca y el 9 en Antioquia respectivamente; este último acabócompartiendo su influencia con el 4º que se desplazó desde el sur de la región en dirección alnordeste antioqueño. En la primera mitad de los noventa nacieron el 37 en Bolívar y el 46 enlos límites de Santander y Bolívar.Aunque en la actualidad las
FARC
tienen una importante participación en los cultivos decoca del Sur de Bolívar Tradicionalmente su sustento económico estuvo basado en la extorsión y el secuestro, principalmente en los departamentos de Santander y Antioquia, así como en laextracción de excedentes de la economía petrolera. En la actualidad su mayor fuerza estáconcentrada en el denominado valle del río Cimitarra en jurisdicción de los municipios de SanPablo, Cantagallo y Yondó y es paradójicamente la organización guerrillera que tiene mayoresposibilidades de expansión habida cuenta que el
ELN
, tradicionalmente muy fuerte en estaregión, está muy debilitado en la actualidad.
 El ELN
El
ELN
nació a mediados de los años sesenta en el centro norte de la región en una zonaque comprende parte de los departamentos de Santander, Antioquia, el sur de Bolívar y el surdel Cesar. (Ver mapa No. 2) Su crecimiento inicial fue muy lento, en parte debido a la nominadaoperación Anorí ocurrida en 1973, en la que sufrió un golpe muy duro por parte de las FuerzasMilitares. No obstante mantuvo algunos núcleos y durante los años ochenta y parte de losnoventa registró una expansión vertiginosa basada en la extorsión y el secuestro, transfiriendode esta manera excedentes de las economías petrolera, agroindustrial y ganadera y con base enlas rentas obtenidas de la economía del oro en el sur de Bolívar y en Antioquia.De esta manera, entre 1983 y 1989, al Frente Camilo Torres, que se expandió ante todo aldepartamento del Cesar, se le sumó el José Solano Sepúlveda que se concentró en el sur deBolívar, el Capitán Parmenio en Santander, el José Antonio Galán en Antioquia y la RegionalDiego Cristóbal Uribe en Barrancabermeja.Actualmente el
ELN
se encuentra notablemente debilitado pues ha perdido su influencia enla mayoría de las zonas planas y concentra sus hombres en la serranía del Perijá (en el margen
Descripción: http://htmlimg2.scribdassets.com/3sjpk5pgsg74j5d/images/1-e1c21ad7f9.jpg


La guerrilla en Colombia
 tiene su origen en las desigualdades sociales que padece la población. Pero hay que decir varias cosas: 1. Los partidos políticos siempre mantuvieron pugnas por el poder y cuando uno tomaba el mando quería perpetuarse en él. Por eso se habla de 'hegemonía liberal' y 'hegemonía conservadora'. 2. En resumen, cada partido trataba de aniquilar al otro. Los cargos públicos eran para los que militaban en el partido ganador; los del otro partido bien podían morirse de hambre. 3. Los conservadores subieron al poder desde fines del siglo XIX y solo perdieron en 1930, cuando ganó el liberal Enrique Olaya Herrera; allí comenzó la 'hegeminía liberal', que tuvo como líder en 1948 al caudillo Jorge Eliécer Gaitán (asesinado ese año). De allí en adelante surgieron guerrillas liberales que fueron combatidas por terratenientes conservadores, apoyados por la Iglesia. Fueron años terribles (no tanto como los actuales). Esa guerrilla se entregó por las promesas del presidente militar (dictador más tarde) Gustavo Rojas Pinilla. Fueron perseguidos y exterminados. Sin embargo, algunos resagos se conservaron en 'el monte' y continuaron su lucha; hasta ese momento se puede decir que tenían un ideal en apoyo a las clases pobres. Más tarde, con la posibilidad de fortalecerse con el negocio del noarcotráfico, la guerrilla se dedicó a cuidar esas plantaciones ilícitas y a cobrar por permitir la movilización por los territorios que ellos controlaban. Esto, unido a la práctica del secuestro para sufragar los gastos que demandaba la manutención de tanta gente armada, hizo que la guerrilla perdiera su norte y actualmente (aunque todavía hay gente que no lo cree) son delincuentes que no tienen ideales y por eso el pueblo los detesta y los condena. (Las marchas del 20 de julio y la del 4 de febrero lo muestran con claridad). En cuanto al número, llegaron a ser más o menos 15.000. Ahora son menos pero hacen un daño que siempre lamentaremos. Esta nota sería mucho más extensa, pero ahí está resumida nuestra triste convivencia con la guerrilla. Y como no has preguntado por el 'parmilitarismo', que es la otra cara de la moneda, termino aquí mi intervención. Ojalá no les toque a ustedes, ni a nadie, sufrir esta maldició

6) EL CONFLICTO ARMADO Y LA GURRILLA EN COLOMBIA
ORIGEN DE LA GUERRILLA
Descripción: http://www.terra.com/especiales/informecolombia/foto/manuel_marulanda.jpg
Manuel Marulanda (centro), fundador y comandante de las Farc junto a Mono Jojoy, a la derecha, el número dos de la agrupación rebelde en San Vicente del Caguan, dentro del área de despeje. (AP/Scott Dalton)

La guerrilla colombiana tuvo su origen luego de los graves hechos ocurridos durante el nueve de abril de 1948, cuando fue asesinado el líder y caudillo del Partido Liberal, Jorge Eliécer Gaitán. Ese hecho fue el detonante para que explotara abiertamente el odio partidista: unos en la oposición; otros, los conservadores, aprovechando el poder para ejecutar las más crudas persecuciones. Ese episodio, conocido en el país como la época de la violencia, originó que los campesinos liberales armaran grupos de autodefensa en contra de las agresiones oficialistas.

Uno de esos fue liderado por Pedro Antonio Marín, mejor conocido como Manuel Marulanda Vélez, ´Tirofijo´ y actual jefe máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. En ese entonces su lucha tenía un norte: sobrevivir, y el camino de las armas era quizás el único que le garantizaba mantener su vida y la de 50 compañeros más.

En esos tiempos, década del 50, no se hablaba de la expansión comunista, de la guerra fría, de la cortina de hierro, y mucho menos de Cuba o Fidel Castro. El tema eran los partidos liberal y conservador, y su guerra fraticida. Por tal razón se puede decir que la guerrilla colombiana se originó por motivos políticos antes que sociales o económicos.

A medida que pasaba el tiempo los acuerdos de paz de los respectivos gobiernos con los guerrilleros liberales dejaron de cumplirse, y las amnistías se convertían en una firma de defunción ante los odios políticos y sectarios. Ante esta situación, Marulanda continuó en la clandestinidad.

En la década del sesenta y setenta su grupo guerrillero adquirió popularidad ante la avanzada comunista en el Caribe y ante un nuevo discurso denominado ´marxista´ que tenía como objetivo la lucha de clases. Sin embargo, y desde la década del ochenta, sus objetivos se volvieron económicos y de poder, gracias a su estrecha relación con el auge del narcotráfico. Por eso, cuando la era Gorbachov provocó la caída del comunismo en la Unión Soviética, la situación de la guerrilla no cambió, pues el poder del dinero no tiene colores ni filiaciones políticas.


Descripción: http://www.terra.com/img/transp.gif
Las guerrillas en Colombia surgieron tras la mezcla de varias causas:
La URSS buscaba ampliar su poder en latinoamérica
el triunfo de la revolución cubana
el frente Nacional en Colombia
la cruenta batalla entre el partido liberal y el conservador
Así surgieron las FARC (en 1964) y el ELN (en 1965)
El M-19 surgió por un fraude en las elecciones presidenciales de 1970 en las que ganó Misael Pastrana Borrero
El paramilitarismo realmente surgió por varios aspectos:
Los narcos de la época eran constantemente víctimas de secuestro y extorsiones
ataques a multinacionales y una respuesta poca contundente del estado
Secuestros a comerciantes
la necesidad de los narcotraficantes de ejércitos privados no sólo para atacar a la guerrilla sino a sus pares en el negocio de la droga
los Paramilitares existen aproximadamente desde principios de los años 80's con el secuestro de Marta Ochoa, hermana de los narcotraficantes Ochoa Vásquez, socios de Pablo Escobar
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en la guerrilla surgieron en varias poblaciones como en : Venezuela, Colombia etc..
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tarzan respondida hace 2 años
surgieron por que los ciudadanos no tenían derechos ellos solo elegían un presidente y ya no volvían a participar en las decisiones que tomaba el gobierno asta que finalizara su mandato y se volviera a elegir un nuevo presidente y por la falta de derecho se formaron grupos irregulares como el m 19 y las farc pero eso cambio con un movimiento llamado la séptima papeleta que estaba conformada por un grupo de estudiantes quienes propusieron incluir un séptimo voto en que se solicitaría una reforma constitucional mediante la convocatoria de Asamblea Constituyente. Aunque la papeleta no fue aceptada legalmente, sí se contó de manera extraoficial y, finalmente, la Corte Suprema reconoció la voluntad popular mayoritaria, validando el voto. El movimiento de la séptima papeleta es por tanto el origen de la Constitución de 1991 des pues de la reforma a la constitución de 1991 los colombianos tenemos los derechos que tenemos ahora
Fuente(s):
el paramilitarismo surge en defensa del estado de los derechos civiles, y para combatir a la guerrilla, se crea grupos paramilitares cuando el gobierno no puede controlar guerrillas y en respuesta a estos se arman grupos q no se rigan por la leyes con la finalidad de poder acabar con las guerrillas, q despues estos grupos se desviaron hacia otras causas es algo distinto pero ese es el origen de los paramilitares.

REONOCIMIENTO POLITICO DE LA GURRILLA EN COLOMBIA
Estatus político de las FARC
El Estatus político de las FARC se refiere al estatus político de la agrupación Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Las FARC se autodenominan un "movimiento revolucionario" de guerrilla insurgente al régimen constitucional de Colombia. El gobierno colombiano y variando entre presidentes ha sido catalogada como "organización de bandoleros", "grupo rebelde", "terroristas", "narcotraficantes", "narcoterroristas", "narcoguerrilleros". Actualmente las FARC no tienen estatus político en 34 naciones, mientras que los países del ALBA y otros miembros de la UNASUR, no la consideran una organización terrorista.
Índice
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·         1 Terrorismo
·         2 Beligerancia
·         3 Véase también
·         4 Referencias
·         5 Enlaces externos
Terrorismo[editar]
Las FARC son consideradas como una agrupación terrorista por 33 Estados (ColombiaPerú,1 Estados Unidos,2 Canadá3 Nueva Zelanda4 y la Unión Europea5 ). Sin embargo, gobiernos de otros países latinoamericanos como Ecuador (presidencia Correa),6 Brasil (presidencia de Lula),7 Argentina (presidencia de los Kirchner)8 y Chile (presidenciaBachelet)8 no le aplican esta calificación. El Gobierno de Venezuela bajo Hugo Chávez, ha solicitado que se le otorgue un estatus de grupo beligerante a las FARC y no las considera terroristas, designación que fue apoyada por el presidente nicaragüense Daniel Ortega.9 10
Designación por los Estados Unidos[editar]
Durante la presidencia de Bill Clinton, el Departamento de Estado de los Estados Unidos designó a las FARC en octubre de 1997 como una "Foreign Terrorist Organization" (Organización Terrorista Foránea) dentro de la ley "Antiterrorism and Effective Death Penalty Act" (Ley de Anti-terrorismo y Pena de Muerte inmediata). La decisión de catalogar a las FARC como "organización terrorista" fue ratificada el 2 de noviembre de 2001, cuando se le designó como una "Specially Designated Global Terrorist" (Terroristas Globales con Designación Especial) bajo Orden Ejecutiva 13224 del presidente de los Estados Unidos.11
Las FARC fueron designadas por el presidente George W. Bush como un Significant Foreign Narcotics Trafficker (Narcotraficantes foraneos de importancia) ó drug kingpin pursuant (que buscan ser narcotraficantes) al Kingpin Act (Ley de jefes de organizaciones delictivas del bajo mundo) el 29 de mayo de 2003.11 El motivo de los Estados Unidos para agregar a las FARC bajo los parámetros del Kingpin Act fue el de implementar medidas financieras contra organizaciones narcotraficantes a nivel mundial. Las FARC fueron agregadas junto a otras 283 organizaciones en 16 países. Según las leyes federales de los Estados Unidos, las "penas civiles" por violaciones al Kingpin Act tienen desde una multa de un millón de dolares a sanciones mas severas por "penas criminales" que pueden conllevar a 10 años de cárcel.11
Designación por la Unión Europea[editar]
El 27 de diciembre de 2001 los 15 miembros de la Unión Europea agregaron en su lista de organizaciones terroristas a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y a "Sendero Luminoso" del Perú. En Colombia causó indignación en el gobierno que no se hubieran agregado a las FARC y al ELN, sin embargo se llevaban a cabo los diálogos de paz entre el gobierno Pastrana y las FARC (1998-2002), en los que participaban miembros de la Unión Europea como países facilitadores o mediadores; España, Suiza y Francia.12
Tras el fracaso de los diálogos de paz, las FARC fueron agregadas a la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea el 12 de junio de 2002, lo que permite la congelación de fondos y otros activos financieros de las personas o grupos citados en las FARC.13
El 19 de julio de 2006, las FARC en representación de Raúl Reyes, jefe de la comisión internacional de ese grupo, enviaron una carta dirigida a la Presidencia de la Unión Europea y al primer ministro de Finlandia, Matti Vanhanen con la petición de ser retiradas de su lista de organizaciones terrororistas para ayudar a alcanzar la paz en Colombia. En la carta Reyes dice que las FARC "nunca han cometido atentados" fuera de Colombia.12 La Unión Europea ignoró la petición y mantuvo a las FARC en la lista.
Posición de Brasil[editar]
El 2 de septiembre de 2010, el presidente colombiano Juan Manuel Santos pidió al presidente brasileño Lula da Silva que declarara a las FARC un grupo terrorista.14 Santos dijo que a pesar de que las FARC eran un problema interno, Brasil podía colaborar calificando al grupo como organización terrorista, a menos que las FARC abandonen las acciones violentas.14 Santos también pidió al presidente Lula que rechazara las exposiciones de las FARC en foros políticos regionales, como la Unión de Naciones Suramericanas(UNASUR).14
Brasil se ha negado en varias oportunidades a calificar a las FARC como grupo terrorista supuestamente para no quedar inhabilitado en un posible intento de mediación entre el Gobierno colombiano y las FARC.14 Lula por su parte dijo que "nada justifica el terrorismo como instrumento de lucha política", pero que Suramérica no era "una región de conflictos, de revueltas o de censura".14
Beligerancia[editar]
Las FARC perdieron el status de 'beligerante' en Colombia tras el término de los diálogos de paz entre las FARC y el gobierno Pastrana en el 2002.
El debate por la definición de "conflicto interno", al referirse a la confrontación de grupos armados ilegales contra el Estado en Colombia, volvió a tener trascendencia durante la presidencia de Alvaro Uribe. El 7 de febrero de 2008, el principal asesor del presidente Uribe, José Obdulio Gaviria, calificó a las guerrillas de amenaza terrorista y no un grupo beligerante, que ya no tenía ningún proyecto político, y que si se aceptaba un "conflicto interno" les daría cierto poder a las FARC y eso entorpecería lograr la paz.15
Según el Derecho Internacional Humanitario (DIH) un grupo beligerante, es aquel "grupo de población de un Estado que se alza en lucha armada contra un orden constitucional legal y vigente establecido". En el derecho internacional, para que pueda haber un Movimiento, Comunidad o Grupo beligerante sea reconocido, es necesario que se les dé reconocimiento jurídico internacional por parte de otros sujetos del sistema jurídico internacional, además de reunir las siguientes condiciones:16
·         "Dominio real y efectivo de una parte considerable del territorio del Estado":16 El gobierno de Colombia aduce que las FARC y ELN dejaron de controlar territorios, después que el gobierno anunciara que la fuerza pública había logrado recuperar el control de todos los municipios del país.15 El gobierno del presidente venenzolano Hugo Chávezdefendió a las FARC y al ELN, pidiéndoles a la Asamblea Nacional de su país que se les considerara como "fuerzas beligerantes" (sic) y dijo en referencias estas guerrillas que,17
"No son organizaciones terroristas, son verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia, hay que darles reconocimiento, son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, un proyecto bolivariano que aquí (en Venezuela) es respetado"
Hugo Chávez
·         "Constitución de un aparato político-militar":16 Contrario a la autodefinición de las FARC y el ELN, el gobierno colombiano, como el de Alvaro Uribe han aducido en ocasiones que las guerrillas utilizan la política para escudar otras acciones ilegales de las que se benefician integrantes de los grupos irregulares, como el narcotráfico, tráfico de armas y otros productos, el abigeato, el robo, el secuestro y la extorsión.18
·         "Aplicación irrestricta de las normas del Derecho Internacional Humanitario":16 El gobierno colombiano acusa a las FARC de violar constantemente el Derecho Internacional Humanitario, por lo que niega que cumpla con los requerimientos de beligerancia. Las guerrillas como las Farc han acusado al gobierno de ser ilegítimo por hechos de corrupción en los procesos de elección. Organizaciones como Human Rights Watch han instado tanto al gobierno colombiano como a las grupos irregulares a respetar y seguir las normas del DIH.19
En virtud de la Ley 782 de 2002 que reemplazó lo proveído en la Ley 418 de 1997, no es necesario calificar como grupo "político" a un grupo "terrorista" para negociar.20 21 22
Véase también[editar]


IMPORTANCIA DE LA GURRILLA EN COLOMBIA
Colombia: El avance de las guerrillas




Posted by Artículo de James Petras. Alberto (sí, el Alberto de siempre) on April 11, 19102 at 23:17:02:

Colombia cuenta con el movimiento guerrillero más desarrollado de América Latina y, probablemente, del mundo. A diferencia de lo que ha ocurrido en el resto del continente, donde los movimientos guerrilleros fueron aplastados o asimilados por los partidos parlamentarios liberales, la guerrilla colombiana ha incrementado su influencia en nuevas regiones y ha conseguido un significativo apoyo popular entre el campesinado al tiempo que ha aumentado su fuerza de fuego militar.
A pesar del desdén y/o el desinterés internacional, las guerrillas gozan de un alto grado de legitimación a nivel local y regional. La mayor parte de movimientos guerrilleros, especialmente las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), protegen a los campesinos de la depredación de los militares y los terratenientes y respaldan el cultivo de alimentos y los servicios sociales. Aunque históricamente las FARC estaban influidas por el marxismo soviético, hoy, su principal compromiso es con la lucha campesina por la reforma agraria y la transformación democrática. La cúpula dirigente de las FARC continua estando fuertemente influenciada por la ideología marxista y sigue estando encabezada por el legendario líder Manuel Marulanda "Tirofijo".
En las FARC, militan unos 13.000 guerrilleros armados y varios cientos de miles de activistas civiles, en su inmensa mayoría campesinos. Los otros tres grupos guerrilleros son mucho menores y suman un total aproximado de 4.000 combatientes armados. Observadores bien informados estiman que la guerrilla está presente en 500 de los 1.000 municipios del país y que está fuertemente arraigada en las regiones más productivas, incluidas las del café, las bananas y petróleo. Las FARC han construido pacientemente la base de su poder siguiendo un plan estratégico preciso: la acumulación de poder local. El inicio de la lucha guerrillera de las FARC se remonta a finales de los años 40 hasta hoy.
A semejanza de los demás movimientos de base campesina, las guerrillas colombianas reciben poco o ningún apoyo de los estudiantes universitarios y de los intelectuales, quienes, en un principio, se unieron mayoritariamente al M-19 (Movimiento 19 de Abril), un grupo ex- guerrillero disuelto en una coalición electoral. El casi 20% de votos conseguidos inicialmente se disiparon con la llegada del régimen neoliberal de Gaviria. Ahora, son una fuerza política insignificante y su antiguo candidato a la presidencia, Antonio Navarro Wolf, es alcalde de una pequeña ciudad cercana a la frontera con Ecuador.
A partir de los últimos meses de 1995, las FARC comenzaron a conseguir partidarios significativos y a meterse progresivamente en los principales centros urbanos como resultado de varios factores.
El primero lo constituyen las profundas divisiones en el seno de la élite del poder y entre el presidente Samper y Washington. Estados Unidos emprendió una gran campaña política y diplomática para forzar la dimisión de Samper alegando que el presidente estaba relacionado con los cárteles de la cocaína. Este asunto, a su vez, dividió al Congreso, al Partido Liberal, en el poder, y al Ejecutivo.
El régimen se debilitó políticamente y llevó a Samper a poner en marcha una campaña de erradicación de cultivos de coca contra cientos de miles de productores. Dicha acción contribuyó a radicalizar la postura del campesinado y a consolidar sus vínculos con las FARC, que así contaron con un mayor número de adeptos políticos y militares.
El tercer factor es la tendencia de las compañías petroleras a "contratar" unidades del Ejército mediante el pago de "honorarios" a sus oficiales para proteger los oleoductos de los ataques de la guerrilla. El resultado es que cada vez hay menos unidades de élite disponibles para hacer frente a la guerrilla.
Finalmente, el desmembramiento de los viejos cárteles ha llevado a una mayor competencia entre los nuevos traficantes, los militares y los funcionarios a la hora de repartir el pastel. En este contexto de condiciones óptimas para el crecimiento de la guerrilla, las FARC han sido capaces de cortar carreteras, interrumpir el transporte de alimentos a Bogotá y actuar a escasos 45 kilómetros de la capital. Esta ha sido la penetración más osada de la guerrilla en 30 años de enfrentamientos y refleja el creciente poder político y social de las guerrillas campesinas.
Si este proceso de división y fragmentación en la cumbre prosigue y se persiste en la política de erradicación anticampesina, es posible que el régimen neoliberal se vea sometido a una dura prueba en un futuro inminente.
Colombia podría protagonizar la primera revolución campesina con éxito desde la guerra de Vietnam.




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