¿CUAL ES LA IDENTIDAD CULTURAL DEL SAMARIO?

 

EN LA SAMARIEDAD

la búsqueda del “sí mismo”

ELKIN PALMA BARAHONA

                                                           

Ambientación para la conmemoración de los 500 años de Santa Marta en la Ied Francisco Paula Santander

La historia de la consolidación antropológica del ser samario no se deslinda de la historia del ser latinoamericano, este hace patente de un tipo de hombre muy especial que, acaso, ahora podamos relacionar con su idea de la historia, en la que proyecta el modo de ser latinoamericano que O'Gorman ha sintetizado agudamente, de la siguiente manera: “Ser como otros para ser sí mismo”

        La historia del santamartero, sería la historia del hombre que se ha empeñado en ser de otra manera de lo que es. Partiendo de que ese mismo latinoamericano, raizal precolombino y luego fusionado en blanco y negro Ayer, se ha demorado en el tiempo, en construir su propia filosofía de la vida, su propia visión del mundo y el universo.

            El ser cultural latinoamericano ha sido Siempre cuestionado por estudiar el pensamiento occidental y no su propio pensamiento, se ha responsabilizado al colonialismo y al neo colonialismo, como el proceso que cerceno desde un inicio la producción de un pensamiento propio. Más adelante, en su lento proceso de pensamiento, ese mismo latinoamericano se obnubiló con las metrópolis íberas, después “boto la baba” por los grandes modelos modernos de las urbes europeas y norte americanas, y especialmente por las grandes naciones modernas, Inglaterra y Francia de los cuales tomo el totalitarismo de las concepciones ideológicas que aun sostienen el ideario social, político y económico de esta fracción del mundo.

         El latinoamericano es el hombre que se duele y se ha dolido por estar fuera de esa historia, Es el hombre que ha venido haciendo una historia, su propia historia, pero a regañadientes, a pesar suyo, pretendiendo así, siempre hacer otra historia que la suya. Es el hombre que se empeñó, como ningún otro hombre, en borrar su pasado para crear un futuro aparentemente ajeno de sí mismo, de lo que había sido y, por ende, tenía en alguna forma que seguir siendo al menos en la forma de haber sido.

Pero, ¿qué quiere decir este empeño de “ser como otros para ser sí mismo”? ¿Cómo se puede ser sí mismo siendo como otros? ¿Qué es lo que se quiere de los otros y qué es lo que se mantiene de sí mismo? ¿Qué es lo que se quiere borrar del pasado, por encontrársele contradictorio con el futuro que se anhela?

La historia que aquí exponemos quizá pueda aclarar y contestar a estas preguntas. El latinoamericano se ha servido de ideas que le eran relativamente ajenas para enfrentarse a su realidad: La ilustración, el eclecticismo, el liberalismo, el positivismo y, en los últimos años, el marxismo, el historicismo, el existencialismo y el enfoque ideológico político-económico capitalista que ha borrado las identidades culturales y la multiculturalidad mundial,  Los efectos de cada una de estas alienaciones y las aceptación de estas influencias, han estado en la mente del latinoamericano, en post de la construcción de una idea central: Hacer de su América un mundo a la altura del llamado mundo occidental; De sus pueblos, naciones semejantes a las grandes naciones occidentales.

            ¿Y qué es lo que ha querido imitar de esas naciones o de ese mundo que le sirven de modelo? Desde luego no todo, sino aquello que más caracteriza a ese mundo y a las naciones que lo expresan, pero ¿cómo cave el samario y su cultura en esta visión latinoamericana?, es muy sencillo, como un ser que arquetipô un conjunto de influencias que moldearon su forma de ser ante sus pares y ante el mundo.

           Santa Marta ha mantenido una ubicación geográfica, desde su propia fundación, fue la puerta de entrada de la colonización, he ahí el primer rastro que afecto lo antropológicamente raizal, ese mismo blanco acerco la etnia negra para conformar un fundamento raizal, de ahí en adelante en ese mestizaje se va construyendo un tejido social al que no se le percibe sus influencias, ¿de donde viene cada costumbre, cada dialecto, cada rito y los aspectos más sobresaliente de su idiosincrasia? El extremo más alto de la primera estructura social samaria se alimentó y asumió un barniz europeo en todas las dimensiones desde la arquitectura, las artes y hasta la gastronomía, ahí somos como otros, aunque queramos ser si mismo.

De ese “yo” etnológico que la invasión ibérica avasallo en el proceso de aculturación más desafiante hacia una raza, ya no queda nada, sino una nata exigua que la historia rescata como un “cucayo” ancestral al que hoy apócrifamente queremos resaltar. El samario no quiere ser como el cartagenero, pero copia y consume su champeta, no quiere ser como el barranquillero, pero carnavaliza sus fiestas, no quiere ser como los vallenatos y/o guajiros, pero copia sus festivales y produce y reproduce sus cantos. El samario ostenta marquillas culturales suigeneris más allá de la historia, su entorno marino e indígena, patenta una distinción en el futbol como un sello cultural que enorgullece a los hombres y mujeres  nacidos en estas tierras. Quienes sembraron balones en el barrio Ancón bajaron de los navíos ingleses sin advertir lo fructífero que fue el suelo de pescaito para su semillero samario.

¿Cómo podríamos generar el sumario de las multiafectaciones que fluyen en el ser samario y que dan cuenta de unos rasgos fenotípicos que proyecten la verdadera identidad cultural SAMARIA? ¿Mejor dicho, como extraer la unicidad antropológica, para encontrar el sí mismo del samario?

Los 500 años son la oportunidad de recoger y resaltar lo que verdaderamente nos hace samario, de hurgar en los rincones sociales, culturales y espirituales de un contexto mágico que ha forjado una idiosincrasia que aún nos permite soñar y que sigue siendo una porción de macondo en la que como el coronel Aureliano todos añoramos morir.

 Si bien no se percibe en cada samario una distinción en el hablar, en el vestir, en la música, en sus costumbres ancestrales y poco menos en su visión del mundo, si podemos determinar que lo que nos hace verdaderamente samario es el AMOR por Santa Marta, que se expresa, en el respeto por sus insignias y valores, por el sentido de pertenencia por su riquezas naturales, sus recursos turísticos, en el cuido de sus calles, en la protección de su entorno y definitivamente en el orgullo de vivir en una porción del paraíso

 

 

 


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