"URGE UNA PEDAGOGIA CRITICA EN NUESTRA ESCUELA" : ELKIN PALMA
LA EDUCACIÓN, SEGÚN HENRY GIROUX
Elkin Palma Barahona
Hemos intentado desde este espacio compartir con
maestros de carne y huesos, maestros de aula que califican, que llenan planes
de áreas, planes de mejoramiento, que se enredan y los arrapan las mayas curriculares, que elaboran logros, que cumplen
estándares, diligencian piar, diligencian formatos de consentimientos, y de incapacidades, que llenan actas de reunión de padres, de reunión
área y que realmente ninguno de estos
lineamiento está dirigido a la búsqueda de un solo objetivo de aprendizaje.
10
TESIS
1.
La educación se ve afectada de
manera muy profunda por las grandes fuerzas políticas y corporativas. No
se puede hablar de educación sin hablar de las grandes estructuras políticas,
económicas, culturales y sociales en las que se enmarca y que ejercen una
presión sobre la enseñanza y los docentes que no puede obviarse.
2.
La sociedad actual desprecia la
esencia de la educación. Vivimos en una sociedad
donde predomina el interés privado, el dinero, el mercado, el consumismo y el
miedo frente al interés público, la responsabilidad compartida, los valores y
las instituciones democráticas. Esto acaba con la comunidad, la justicia, la
igualdad y el bien común y, por el camino, elimina la educación entendida como
un bien público y la pedagogía como práctica empoderadora.
3.
La pedagogía actual es una forma
de violencia. La pedagogía, tal y como está
planteada en muchas escuelas actuales, ataca en vez de educar y no logra que
los alumnos se reconozcan en lo que hacen. La multitud de pruebas y exámenes,
modelos de aprendizaje que apagan la chispa crítica y crean espacios sin ningún
tipo de imaginación, los sistemas de organización represivos y basados en el
castigo, la memorización y el conformismo crean un ambiente donde los alumnos
comprenden rápidamente que la escuela es un lugar desagradable y que no existe
nada parecido a la satisfacción de aprender.
4.
La educación debe ser
comprometida, crítica y revolucionaria. Hay que
ver la educación como algo más que un diploma o un instrumento para conseguir
trabajo al servicio de la cultura de la empresa. Debemos recuperar el papel que
la enseñanza ha tenido históricamente como herramienta para desarrollar la
capacidad crítica, utilizarla para que los alumnos sean agentes comprometidos
con el mundo, preocupados por afrontar asuntos sociales esenciales y dispuestos
a profundizar y extender el significado y la práctica de una democracia radical
y revolucionaria.
5.
El pensamiento crítico está en
peligro. En la sociedad actual pensar se convierte en
algo peligroso, al igual que los sitios donde se promueve el pensamiento. Y,
como señaló Goya en uno de sus grabados, “el sueño de la razón produce
monstruos”. Hay que desarrollar formas de pedagogía crítica que sean capaces de
desafiar las crecientes políticas y prácticas antidemocráticas y que permitan
imaginar una alternativa a la sociedad actual, inmersa en la desigualdad, la
degradación del medio ambiente y el encumbramiento de la guerra y la
militarización como ideales nacionales.
6.
La educación no solo ocurre en
las escuelas. Hay multitud de instituciones, desde
los medios de comunicación hasta los nuevos espacios digitales, que forman
parte de la llamada pedagogía pública y resultan primordiales para expandir y
permitir la voluntad cívica y política o para acallarla.
7.
Hay que repensar la educación
para que sea un instrumento democrático. Debemos
preguntarnos qué debe lograr la educación en una democracia, qué trabajo deben
hacer los educadores para crear las condiciones económicas, políticas y éticas
que permitan dotar a los jóvenes de las capacidades necesarias para pensar,
preguntarse, dudar, imaginar lo inimaginable y, en consecuencia, para que ellos
mismos defiendan la importancia de la educación como herramienta inspiradora e
impulsora de ciudadanos críticamente implicados y socialmente responsables.
8.
La pedagogía crítica es mucho más
que la transmisión de conocimientos. La
pedagogía crítica no se limita a comunicar técnicas y metodologías, sino que se
centra en comprender qué ocurre realmente en el aula y en otros espacios
educativos, lanzando preguntas sobre cuál es la relación entre el aprendizaje y
el cambio social, qué conocimiento tiene más valor o qué significa conocer
algo. Pone el énfasis en la reflexión crítica, crea un puente entre el
aprendizaje y la vida cotidiana, entiende la conexión entre poder y aprendizaje
y amplía los derechos democráticos y la identidad.
9.
Los profesores tienen una gran
responsabilidad en el desarrollo de la pedagogía crítica, pero no siempre
pueden ejercerla. Los docentes deben aprovechar el
poder de la educación para crear una cultura formativa que ponga freno a las
amenazas que sufren la democracia y la justicia y promueva esferas públicas,
ideales, valores y políticas que ofrezcan modelos alternativos de identidad,
pensamiento, relaciones sociales y política. Sin embargo, las condiciones de
trabajo de los docentes, la temporalidad o la carga de trabajos administrativos
no dejan tiempo ni generan espacios de intelectualidad para poner en práctica
sus habilidades de forma adecuada.
10. El objetivo final no es solo una
nueva educación, sino una nueva sociedad. No solo
debemos imaginar que reformamos una sociedad que está rota, sino que la
eliminamos: necesitamos un nuevo tipo de sociedad, un nuevo discurso, unas
nuevas instituciones. Y para empezar a hacerlo debemos tomarnos en serio la
educación y sus implicaciones, comprender que con la pedagogía no solo estamos
modificando el conocimiento, sino que estamos influyendo en la consciencia y la
percepción, y tenemos el poder de crear nuevas subjetividades que no se definan
a sí mismas por el precio de mercado.
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