OBRAS CORTAS PARA BICENTENARIO



El cincuentón y la adolescente
De Alvaro Cotes Cordoba
Una linda joven de 18 años se involucró con un adulto de 50 años, amigo de sus padres y a quien, al principio, utilizó para lograr lo que se le hacía muy difícil por tiempo, distancia y dinero.
Un dia le pidió permiso a su madre para ir a hacer una tarea donde una amiga en otro sector de la ciudad, en el preciso momento en que el veterano cincuentón llegaba de visita a su residencia. Aprovechó y le pidió el favor, para que la llevara en su vehículo y el veterano, con la venia de la progenitora, aceptó con gusto. Sin embargo, y para sorpresa del cincuentón, la adolescente no lo condujo hasta donde una compañera de clases, sino hasta donde un amigo de ella y de su misma edad y el cual la esperaba a la entrada de una casa, donde se besaron en la boca apenas hicieron contacto y se abrazaron y luego ingresaron a la vivienda. Todo ocurrió frente a las narices del veterano, quien se había quedado en su auto, muy estupefacto, al ver que aquella muchacha no sólo lo había utilizado como idiota, sino que le había dicho mentira a su madre. Recordó las otras dos veces que la había llevado a esa misma residencia en días anteriores y entonces reflexionó que no sólo estaba contribuyendo a que aquella joven se viera a escondidas con un novio en una casa, sino que también lo había convertido en su alcahueto.
Optó entonces por enfrentarla y esperó de forma paciente a que la muchacha volviera a salir de la vivienda, para llevarla de regreso a su casa, como había sucedido las dos ocasiones anteriores.
A la media hora emergió la joven y, tras despedirse del novio con otro beso y abrazo, abordó el vehículo del cincuentón, quien ya tenía encendido el automotor. En el camino de regreso, el veterano comenzó a encararla:
--- Ese es tu novio? --- le preguntó.
--- Si --- dijo ella, mostrando una sonrisa picaresca.
--- Y por qué me has utilizado para ésto, por qué no me dijiste antes. Como lo sepa tu madre, va a creer que soy tu alcahueto.
--- Y cómo lo va a saber ella; acaso tú le vas a decir? --- cuestionó.
Ante el descarado interrogante hecho por aquella adolescente libidinosa, el hombre de medio siglo, vio la oportunidad de sacar provecho y le respondió:
--- Qué gano a cambio si sigo siendo tu alcahueto?
--- No se --- dudó ella, luego se atrevió a indagarlo --- qué quieres?
El cincuentón quiso expresarle toda una lista de peticiones, pero pensó que la muchacha se podia intimidar y le propuso sólo una cosa.
--- Qué --- preguntó la adolescente, ya sin la sonrisa picaresca.
--- Que me permitas que te abrace un dia de estos --- contestó el cincuentón.
--- Abrazarme? --- inquirió la joven, frunciendo la frente.
--- Que te dejes abrazar de mi por un momento, sólo eso --- volvió a contestar el veterano.
La muchacha asintió y dio a entender que había comprendido lo que el cincuentón le había propuesto, sin embargo, pareció no importarle, porque de inmediato pidió que fuera llevada rápido a casa, porque su madre debía de estar preocupada por su tardanza.

Cinco días más tarde, el veterano cincuentón volvió a la residencia de los padres de la joven, con quien había suscrito el supuesto acuerdo, y se encontró con la sorpresa de que la muchacha estaba sola en casa. La espectativa aumentó, cuando la adolescente le pidió de nuevo el favor, para que la llevara adonde la había conducido la última vez. Y el veterano le contestó que lo haría con mucho gusto, siempre y cuando le permitiera el abrazo acordado, dada la oportunidad de hallarse ambos a solas por esos instantes. La pecaminosa mujer asintió, dejando entrever que podia proceder, lo que el ansioso veterano hizo enseguida: tomó en sus brazos a la bella, sensual y bien hormada chica, se la arrimó hasta su cuerpo y luego, con sus manos un poco temblorosas por la emoción, osó en tocarle sus partes íntimas.
La agraciada nena de 18 años ni siquiera se negó. No sólo dejó que los dedos temblorosos de aquel emocionado hombre le palparan sus partes nobles, sino que también permitió se les deslizaran por dentro. Fue un momento excitante y muy crucial para los dos, pues desde ese día no solamente descubrirían lo que sentían si se abrazaban y tocaban, sino lo que eran en la intimidad.
Desde entonces, cada dia que se vieron solos, avanzaron en una relación de intimidad muy pocas veces vista antes, hasta el punto de practicar el sexo. La primera vez que lo hicieron fue en el pequeño patio de su casa. Ella se puso en una posición semi cuadrúpeda, de tal manera que la penetración no se produjo total, mas sin embargo, el coito ocurrió en un cien por ciento. Ese día, el cincuentón confirmó que aquella joven, a quien conocía desde los 10 años, no era la virgen que se había imaginado y aunque un poco confundido, le trató de averiguar a qué edad había perdido su virginidad y ella ni corta ni perezosa, le contestó que ese mismo año, pero seis mese antes y con el novio que había estado visitando. Es decir, que el veterano cincuentón era su segundo hombre en la vida, en lo que él había estado de acuerdo, luego de comprobarlo durante esa primera relación sexual que ambos acababan de sostener.
En efecto, él ese día sintió que no había sido el primero, pero tampoco el tercero y por eso creyó en sus palabras. Se recriminó mentalmente no haber sido el primero en comer del pasto que todavía se notaba tierno y biche.

Cada ocasión que tuvieron a solas la aprovecharon como si fuera la última. Lo más increible para el veterano fue que la adolescente empezó no sólo a practicar sexo con él de todas las formas, sino a experimentar los otros juegos sexuales existentes, hasta el punto de que aprehendió a deselvolverse muy bien. La relación continuó, pero direccionada hacia un compromiso mutuo, no para que el cincuentón siguiera llevándola a verse con el "novio", a quien de forma inesperada había dejado de ir a ver, sino para ayudarse ambos en sus respectivas necesidades. A la joven, aparte de sus ansias sexuales, le urgía sostener una mantunención que por apatía o irresponsabilidad de sus padres no recibía, como por ejemplo, comprarse con mayor frecuencia vestidos y prendas íntimas; champus, lociones, cremas y peinarse o tinturarse el cabello cada vez que lo deseara y, por último, pagarse los estudios en una carrera técnica que acababa de iniciar, tras graduarse recientemente del bachillerato.
Todo lo anterior lo conseguía con el cincuentón, mas no con el "novio" de su misma edad y con quien sólo obtenía pasión. Tal vez por eso había dejado de visitar o a restarle importancia, ya que sus intereses económicos prevalecieron sobre sus antojos amorosos. Sus ojos empezaron a abrírseles hacia lo que ella creía era más conveniente por la falta de compromiso de sus padres, quienes se imaginaban que con restringirle el acceso incluso a la nueva tecnología del mundo, como el internet y los celulares, estaban contribuyendo a que se forjara con una buena formación personal. Pero la mezquindad paternal estaba logrando el efecto contrario. Era tanta la restricción de sus padres, que aún a los 18 debía mantener a escondida un celular de alta gama que le había regalado el cincuentón el dia de su grado de bachiller. No se concebía que, todavía en los albores del tercer milenio, hubiera padres con esos pensamientos bastantes arcaicos, de los tiempos de upa.
Ella era muy atractiva físicamente: tenía un cuerpazo, unas pompis bien redondas y firmes, y unas piernas gruesas y bastante resistentes. En el muro de su facebook, el cual había registrado con un nombre totalmente distinto por temor a que sus padres la descubrieran y en donde montaba todas las fotos que se tomaba con el celular de alta gama que se había ganado con el sudor de su buena frente, ella mantenía una frase que resumía lo que en esa actualidad era: "Yo no trabajo, mis padres me mantienen". Sin embargo, en el fondo no era cierto, pues ella misma lo estaba haciendo con la formidable dotación personal y con la cual había llegado a este mundo de mierda, aún tan salvaje como aquel en que el pez grande se come al chico o el animal más fuerte se desayuna al más débil. El instinto de supervivencia en un mundo todavía asi, para muchos que quieren ser más, los motiva a lograr sus objetivos sin importar los métodos. Cada quien usa los propios y ella no iba a ser la excepción...


EL MOLINERO                                                                                                              101
Descripción: Un molinero sale a trabajar con su hijo y su asno, siendo blanco de las críticas de los demás por no saber respetar sus propias opiniones.
Personajes: Narrador, Molinero, Niño, Burro, Mujer 1, Mujer 2, Posadero, Esposa del posadero, Monja 1, Monja 2, Monja 3
PRIMER ACTO
Narrador: Había una vez un molinero que solo tenía un hijo, un molino y a su querido burro. Un día, los dos salieron a trabajar caminando como de costumbre, al lado del animal. No imaginaban ellos lo que sucedería.
Aparecen en escena los tres personajes, más un par de mujeres que lavan ropa
Mujer 1: ¡Vaya par de tontos! Van por ahí caminando sin aprovechar a su burro. (Risas).
Mujer 2: Si fueran lo suficientemente inteligentes, sabrían que esa bestia les puede servir de transporte. ¡Al menos para llevar al niño!
Narrador: El molinero, muy avergonzado, tomó a su hijo y lo puso sobre el lomo del burro para seguir su camino.
El molinero monta al niño encima del animal.
SEGUNDO ACTO
Narrador: Poco después, el molinero y el niño pasaron junto a una posada donde estaban el posadero y su mujer. Pronto, ellos también mencionarían algo que alteraría su viaje por completo.
Posadero: ¡Qué vergüenza! Ese pobre viejo caminando y el niño como si nada sentado en el animal.
Esposa: ¡Ya ningún joven tiene respeto hoy en día por sus mayores!
El chico se baja del burro y hace subir a su padre para continuar con el trayecto.

TERCER ACTO
Narrador: Mientras nuestros protagonistas continuaban con la caminata de siempre, se toparon en el camino con otro desconocido, que reaccionó indignado al verlos acercarse.
Caminante: ¡Hay que ver que tontos son algunos! Ese chiquillo va a pie sin pensar en montarse en el burro como su padre para que descansen los dos.
Mientras el viajante pasa de largo negando con la cabeza, padre e hijo se miran sorprendidos y entonces el niño vuelve a montar en el burro junto a él.
CUARTO ACTO
Narrador: El molinero y su hijo estaban a punto de llegar a su destino, cuando quiso la suerte que pasaran al lado de un convento, donde las monjas se encontraban rezando en el jardín. Tan grande fue su impresión al verlos acercarse, ¡qué ellas también tuvieron algo que decir al respecto!
Monja 1 (enojada): ¿Pero qué es lo que ven mis ojos? ¡Pobre animalito del señor!
Monja 2: Ese niño y ese viejo son unos aprovechados, ¿cómo le pueden obligar a soportar el peso de ambos?
Monja 3: Hay gente que no tiene compasión por los más desprotegidos.
El molinero y el chico se miran con asombro entre ellos. Luego, tras desmontar del burro hacen lo más absurdo de todo: lo toman de sus cuatro patas para llevarlo cargando por el resto del camino.
Narrador: Al final de esta historia, ninguno de nuestros protagonistas consiguió contentar al resto de la gente. Y esa amigos míos, es la lección más importante de todas. Quien se deja llevar siempre por la opinión de las demás, sin imponer sus propias decisiones, termina siendo esclavo de las apariencias y jamás consigue agradarse a sí mismo ni a los demás. Sean siempre auténticos y no tengan miedo de lo que digan los otros, por qué la impresión que más importa es la de ustedes.





EL TELEVISOR                                                                                      102
Yo siempre fui una persona miedosa, siempre tuve miedo. Primero a quedarme solo de niño, luego a la oscuridad, dormí con mi mama hasta los 12 años creo. Y creía siempre que el demonio se me iba a meter por entre mis sabanas. A veces pienso que sufría de esquizofrenia, o cualquier otro mal. Veía en las noches colgadas de mi techo cabezas que me miraban sonriendo, caras de payasos y sentía sonidos de moscas en mis oídos. O aveces sentía que mi cama se me movía de golpe. Y salía corriendo con el corazón en la boca. Mi infancia fue traumatizante.
Yo les juro que no creo en fantasmas. Me volví Ateo, porque preferí no creer en dios para no creer en el demonio. Ni en los espíritus. Y siempre vivi toda mi vida negando la existencia de fantasmas, de duendes o de cualquier fenómeno paranormal que no sea explicado primera por la ciencia. Me hice científico para poder creer y confiar en solo lo que se puede ver. Nunca vi un fantasma. Lo juro. Pero siempre vivi escuchando testimonios a mi alrededor sobre eso. Historias de terror, y juegos de miedo. Pero yo me volví duro, reacio a cualquier evento de miedo. Era fanático de las películas de terror, me las veía todas cuando salía en cartelera. Y siempre que podía buscar en cable películas de terror también las veía. Ahora ya no tengo miedo es cierto, pero nunca entendí porque siendo niño me gustaban tanto las historias de terror, y de ahí no podía dormir. Nose porque de niño me gustaba ver películas de terror si de ahí no iba poder dormir, y no se porque leía historias de terror… si corría el riesgo de nunca poder dormir.
Esta historia es real. y yo les juro que nunca pensé contarla. Pero ya no puedo mas. Pero no te preocupes no eres el primero, ni serás el ultimo que la lee.  O quizás si…
Yo era de las personas que dormía con el televisor prendido. Y mas que todo era porque me gustaba “sentirme acompañado”, o cuando estaba solo también escuchaba música. Siempre venia televisión. Y cuando amanecía la apagaba. Todo estuvo bien hasta el día aquel… ese día que…. En serio preferiría no contarla.
·         ¡DILO!
Escucharon esa voz. Quien no tiene un televisor en casa, yo nunca pensé que fuese así. ese día abrí mis ojos en la madrugada, creo que no había dormido bien, seguro comí muy tarde.. el asunto es que desperté. Cosa que nunca pasa, siempre escuche el dicho que decía, nunca te despiertes en la madrugada porque las almas están tras de ti. Me senté en mi cama, y me sobe los ojos. Sentía un una pequeña sensación de frío. Pero no era una sensación de baja temperatura, sino como si me estuvieran respirando al lado, un viento helado, algo desolado. Comencé a tiritar y ese viento paso por todo mi cuerpo, recorriendo venas,  quedándose aferrado a mi cerebro.
Mire entre la oscuridad y ahí estaba el televisor. No era muy grande, pero para mi cuarto pequeño estaba bien, ese televisor que yo había dejado prendido estaba ahora apagado. Dije que extraño. Mire bien el televisor y vi como una lucecita blanca salía del medio, de pronto se encendió y salió la cara de una vieja, con pelo lacio y largo, peinándose… nunca olvidare ese rostro. Y cuando la mire me sonrió. De pronto sonó un sonido así como cuando se prende el televisor y desapareció y el televisor volvió a quedar negro. Salí corriendo de mi cuarto y me fui para el baño. Me moje la cara varias veces, simplemente no podía creer lo que estaba viendo. Pensé quedarme en el baño hasta que amanezca, pero resolví al final que seria absurdo, así que decidí regresar a mi cuarto. Entre con mucho cuidado, repitiendo en mi cabeza, una  otra vez… porque diablos vi eso, no puede ser verdad, que era eso… nunca hubiera dormido con la televisión prendida.
Mi cuarto estaba vacío, y la televisión apagada. Entonces decidí acostarme y continuar durmiendo, cuando de pronto se volvió a prender el televisor. Apareció otra vez esa anciana diciendo hola…! Desde la pantalla… con una sonrisa y unos ojos negros, no tenia dientes. Yo no atine hacer otra cosa que taparme rápidamente, de pronto siento que me comienzo atorar, sentía como unas cosas raras en mi boca. Y cuando veo, mi almohada estaba llena de pelos, de pelos blancos de cabellera, eran canas… como el de la señora de la televisión.  Comencé atorarme con los pelos y no podía pararme de mi cama. Comencé a revolcarme en mi propia cama, desesperado porque me estaba atorando con los pelos de la vieja. No sabia, y hasta ahora no puedo explicarme que paso. En fin, seguí revolcándome hasta que de pronto, toda mi cama estaba llena de cabellos blancos, como en el suelo de una peluquería llena de pelos… de pronto se volvió a encender la televisión  otra vez… esa imagen en blanco y negro con la vieja sonriendo, mirándome con esos ojos de muerto… pero esta vez estaba sin pelo, estaba completamente calva. Y levanto la mano y me señalaba a mi, y me decía: tu, tu y me señalaba su cabeza…sin pelos. Comencé a temblar  a decir… lárgate. Déjame en paz. De pronto se prendió la luz. Mire estrepitosamente al techo, el foco estaba prendido. Cuando regrese mi vista hacia la televisión ya no había nada, todo estaba apagado.
Corrí desesperado hacia el cuarto de mis papas. Cuando entre ellos dormían, se escuchaban ronquidos, levante la mirada en la punta de la cama, la vieja sentada, otra vez saludándome sonriendo sin dientes, y señalándome su cabeza sin pelos. y diciéndome: tu ..! se me escapo un suspiro, sentía que me ahogaba. Grite papa, mama, pero cuando los mire, ellos estaban también con sus ojos abiertos, sin pelo  y me miraban como muertos y señalaban con sus manos, mientras la anciana se acercaba a mi. diciendo tu…!
Cerré los ojos, los apreté fuerte y no me acuerdo mas. Hasta ahora, que estoy aquí, solo triste, y con mucho miedo. Atrapado, detrás del televisor. Y solo cuando tu duermes yo aparezco, ya sea como una vieja o duende para decirte: tu ..! tu…! … señalándote. Porque  luego de leer esta historia, ya sabes que tu tienes que entrar para yo salir.
Nos vemos cuando tengas miedo, y prendas tu televisor.










Cruel Destino                                 1O3
Publicado por: Miguel Betancur
Enviado por el fan: Miguel Betancur (fan del blog)
Hola, mi nombre es Bryan y esta es mi historia.
Un día como cualquier otro me dirigía en el receso de clases hacia el segundo piso a mi lugar favorito de todo el colegio, el ultimo salón, nadie lo estaba utilizando, es el mejor lugar para estar solo ya que no me relaciono con más personas de este, al abrir la puerta veo una chica sentada en el piso llorando, me le acercó y le pregunto:
-¿Por qué estas llorando?
-a ti no te importa vete
-a mi si me importa, porque no puedo dejarte llorando aquí sola, estas en mi lugar favorito, es la única parte del colegio donde puedo estar, encontrar a una chica tan hermosa como tú en el me hace muy feliz, la verdad, pero saber que estas llorando no me gusta mucho, quisiera saber porque lo haces, si puedo hacer algo para ayudarte lo are
-tu no lo entenderías, no hay nada que puedas hacer por mí, además no sabes nada de mí, ¿porque querrías ayudarme?
-ya te lo he dicho, no puedo ver una chica tan hermosa como tu llorando y simplemente dejarla así, ese no es mi estilo, entiéndeme
-que puedes hacer tu por mi cuando el doctor me dijo que en cualquier momento se puede detener mi corazón, cada vez que lo recuerdo no puedo aguantar saber que moriré en cualquier instante, por eso vengo aquí cuando lo recuerdo
-si tu corazón se puede detener en cualquier instante porque malgastas tus días llorando, no deberías de tener una sonrisa bien grande en tu rostro que aleje toda esa tristeza y puedas disfrutar lo que te resta de tiempo al máximo
-sí, tienes razón no debería estar llorando, debería estar disfrutando con mis compañeros y mi familia al máximo, gracias por recordarme porque debería sonreír en vez de llorar
-de nada, si necesitas algo estoy aquí todos los días durante el receso
-ok, adiós… a lo olvidaba, mi nombre es Luisa
-el mío es Bryan, adiós
Desde ese día ya ha pasado una semana, todos los días viene a verme durante el receso, se dio de cuenta que no tenía amigos, me pidió que le permitiera ser mi amiga, no me negué ya que es muy hermosa, me dijo que si podía ir el sábado a su casa, que ella me esperaría en la parada del autobús para llevarme y presentarme a su familia, con gusto acepte, pasamos el mejor sábado de todos, me pidió que le hiciera un retrato (por cierto se dibujar) que posaría para mí el lunes durante el receso.
Lastimosamente no llego hoy a clases, no sé qué le habrá sucedido, espero que nada malo, ya que le pregunte a todos por ella y no saben por qué no asistió, me dijeron que era muy raro porque ella nunca faltaba a clase, hasta enferma venia, tenía que ser algo grave por lo cual no asistió, no les preste atención, solo seguí rogándole a Dios que se encuentre bien y esperando que vuelva, para hacer ese retrato tan hermoso de su rostro.
Paso una semana y no la he visto, al llegar a su casa me entregaron una carta de ella, me dijeron que se encontraba gravemente hospitalizada, que en estos momentos solo se podía salvar con un trasplante de corazón, pero no encontraban a una persona compatible y que muy pronto fallecería, Salí corriendo hacia mi casa y me encerré en mi habitación, al abrir la carta me encontré con estas palabras:
Querido Bryan
Tal vez no te lo dije pero me enamore de ti por que no hubo nadie más que se dirigiera a mí de la forma en que tú lo hacías, no te importo quien fuera, solo querías ayudarme, no me querías ver llorar, aunque ahora yo soy la que no quiere que tu llores por mí, porque si estás leyendo esta carta ya sabes lo que está a punto de su cederme y espero que disfrutes tu vida como yo lo hacía cuando estaba a tu lado, sentía que mi corazón nunca se detendría, lastimosamente la verdad es que esto sucedería tarde o temprano y tú lo savias por eso te ruego que no malgastes tu vida llorando por mí y aplica lo que una vez me dijiste (deberías de tener una sonrisa bien grande en tu rostro que aleje toda esa tristeza y puedas disfrutar lo que te resta de tiempo al máximo) espero que lo agás, gracias por todo.
ATT: Luisa
-porque tuvo que suceder esto justo cuando nos conocimos, porque no pueden encontrar a alguien que le pueda donar su corazón. Are lo que cualquier persona aria en esta situación
Bryan se dirigió al hospital donde se encontraba Luisa, hablo con el doctor, tuvo que hacer un largo papeleo pero logro su objetivo, donarle el corazón a su querida Luisa, pero antes de esto le dijo a toda la familia de ella que no le contara sobre lo sucedido, que le dijeran que se había trasladado de colegio.
Cinco meces después Luisa salió del hospital, le pregunto a su familia por Bryan, ellos le dijeron lo que él les contó, pregunto por la persona que dono su corazón, dijeron que no sabían quien era.
Luisa siguió su vida esperando volver a encontrarse con Bryan. Sin saber que el ya no se encontraba en este mundo.
Aunque su familia savia que se avía ido feliz, porque le pudo salvar la vida a la persona que amaba, aunque tuvo que dar la suya.
Pero el solo pensaba que el seguiría viviendo en el cuerpo de su amada, ya que esta tendría su parte más importante, su corazón y estaría con ella acompañándola hasta que la vida de los dos llegue a su fin.
No dejaremos que nos hagan daño            104
¿De qué trata?: Trata de una abuela y su nieta. Las dos se encuentran atrapadas en un campo de concentración, pero hasta que no pasan ciertas cosas no saben que lo es.
Personajes: Corina, Miyu, Samantha
¿Dónde ocurre la historia?: En el primer acto se encuentran en un refugio ruinoso. Hay un tocador, una cama de matrimonio, un lavadero y una puerta que da hacia un baño.

En el segundo acto están en un campo de concentración.
Personajes:
– Miyu: Miyu es ya casi que una mujercita. Tiene 13 años y es la nieta de Corina.
– Corina: Corina es muy dulce. Tiene 64 años de edad y es la abuela de Miyu.
ACTO I
Personajes en escena: Corina y Miyu
Las manos suaves de Corina, sujetaban con mucha delicadeza, como si su nieta Miyu fuera de porcelana aproximadamente un palmo tan sólo de su cabellera morena.
Miyu y Corina se encontraban en el aposento. Miyu estaba sentada en un taburete rojo, delante de un espejo. Sólo con mirarse se sentían seguras, como si se encontrasen adentradas en un templo donde nadie podría llegar a alcanzarlas.
– Miyu: Abuela… . Antes, cuánto estaba fuera he visto a una niña que parecía estar perdida, pero, creí que tenía padres o al menos me pareció verlos hace como unas dos noches jugando con ella.
– Corina: ¿Estás segura cariño?
 Miyu: Sí. Muy segura, o al menos eso creo. Mira, su madre esta tan rubia como la niña y su padre parecía un anciano. Pero padre, abuelo, es casi que lo mismo después de todo.
Corina seguía manipulando la cabellera de Miyu. La atendía de forma muy atenta, en su interior, muy al fondo de él, algo le decía que iban las cosas del todo bien. Desde hace un tiempo lo presentía, desde ese instante que metieron a su nieta Miyu junto a ella en aquel horrible lugar, sólo porque ella rechazó la idea de dejarla sola. Corina hubiese preferido que saliese corriendo de allí, pero a la vez sabía que la conexión que existían entre ellas dos era muy difícil de romper y comprendió, que ella hubiese hecho lo mismo que su nieta.
Sabía que algo oscuro podría estar entrando en sus vidas, pero evitaba pensarlo para que nada de lo que pudiese creer se hiciese realidad. Actuaba de modo contrario a lo que hace una gran mayoría de personas con los sueños que tienen. Dicen que si los cuentas, entonces no se cumplen pero, un sueño que quieres que se realice es algo bueno. Todo lo contrario pasa con sus pensamientos, los presentimientos de Corina. Tenía la esperanza de que al no contarlos, como era algo malo entonces dejase de existir la posibilidad mínima de que algo horrible suceda.
– Corina: Para aquellos que no recuerdan la historia, están condenados a repetirla… .
– Miyu: ¿Qué quieres decir? ¿Cómo va a estar condenada una niña? Todavía no ha tenido ni siquiera la oportunidad de tener el tiempo en sus manos. Algo as su favor para conocer las historias que fueron, la historia que entonces llegó a ser. Ni siquiera tendrá el tiempo para poder vivir su propia historia.
Corina dejó de cepillar a Miyu al instante. Algo sabía su nieta y eso sí que le ponía algo nerviosa. Quizá ella no ha sabido ocultar sus presentimientos, puede que la conexión ella fuese tan grande que sabía ver a través de ella todo lo que no quería creer. Miyu, comenzó a mirar el suelo. La confusión comenzó a cobrar forma en su rostro, se sostenía junto con una incertidumbre que a las dos les pesaba. El de algún posible quizá que cada vez era más densa.
 Miyu: Abuela…
– Corina: Dime, cariño…
– Miyu: Anoche me pareció escuchar que los soldados se encaminan hacia aquí.
Entonces ya sí que Corina se quedó paralizada en cuanto escuchó las palabras de Miyu. Después, reaccionó nerviosa retomando el trabajo de peinar el pelo de Miyu nuevamente.
– Corina: Sólo deben de ser rumores Miyu, no hagas ni caso. No te preocupes de nada que no va a suceder.
– Miyu: Pero abuela, tú misma has dicho que las personas que no llegan a recordar su historia están condenados a repetirla.
– Corina: Miyu, cariño… . Nosotras la recordamos, ¿cierto mi vida?
Entonces, Corina se dio cuenta de lo que transmitía con sus palabras. Ella sí recuerda la historia, cree en ella, pero la oculta como los mismos sueños. ¿Y si por recordar sus presentimientos y no decirlos se realizan al igual que los sueños? Quizá no habrá efecto rebote por olvidarlo. Hay muy pocas posibilidades de que pueda suceder lo que en verdad a una le gustaría.
Corina deja el cepillo en la mesa y acaricia la mejilla porcelaica de su nieta.
– Corina: Vamos a buscar a esa niña, Miyu.
Miyu alzó la cabeza sin entender el cambio que parecía haber sucedido en su abuela. Se levantó sin hacer demasiadas preguntas, se miraron de frente una a la otra.
Miyu: Pase lo que pase…
Corina acarició el hombro de Miyu para aportarle la seguridad que parecía querer ser correspondida en esos momentos.
Corina: Pase lo que pase, cariño.
Y entonces, las dos se fundieron en un abrazo vaticinando que también estaban posiblemente fusionando sus dos verdades internas.
ACTO II
Personajes: Miyu, Corina y Samantha
Hacía muchísima calor fuera. Corina y Miyu caminaban por el campo de concentración buscando a la niña que Miyu vio. Habían tantas personas reunidas en el suelo, formando pequeños grupos en familia que les era realmente difícil encontrar a la pequeña.
– Samantha: Shhh… oigan…
Una joven de pelos también castaños pelo de piel más morena que Miyu estiró la falda de Corina, dando pequeños toquecitos para sólo llamar la atención de ambas.
 Samantha: Podrían ayudarme, por favor…
Samantha mostró su pierna derecha. Esta estaba como encangrenada, como si le hubiesen propinado unos golpes sin tacto y conciencia alguna. Corina se arrodilló como pudo.
 Corina: ¿Quién le ha podido hacer algo así?
Miyu miraba la escena pálida y tras ello miró entonces a su alrededor. Al parecer no era sólo esa joven la que se encontraba en una terrible situación. Pudo ver, como algunos niños estaban muertos en los brazos de sus madres.
– Miyu: Abuela… las personas están comenzando a morir.
Corina y Miyu ayudaron a Samantha a levantarse. Corina no era capaz de admitir lo que sus ojos estaban viendo.
 Corina: Vayamos a limpiar sus ropajes Miyu.
– Samantha: Gracias… benditas seáis queridas.
Miyu le dedicó una mueca de preocupación y tristeza a su abuela. Sabía que estaba empezando todo a tomar una forma que no parecía ser buena.
ACTO III
Personajes en escena: Miyu, Corina y Samantha
Las tres, Corina, Miyu y Samantha se encontraban en lo que era como su refugio desde que llegaron. No se le podía llamar hogar porque todo estaba ruinoso, se caía a pedazos según el tiempo iba actuando en su contra. Pero al menos tenían un tocador muy antiguo con un taburete de color rojo. También tenían una cama de matrimonio, en ella dormían Corina y Miyu juntas. Un lavadero en la misma habitación con agua. Con él sacaban agua para poder lavarse como podían y después en uno de los rincones del lugar también había una puerta. Dentro había un baño y en él se encontraba un inodoro en malas condiciones pero que trataban de asear al máximo con agua y jabón de Marsella siempre. También había un botiquín colgado en la pared, tenía la forma de un espejo y justo abajo un lavabo para lavarse las manos. También era un poco sucio.
En esos momentos Miyu y Corina, juntas, desnudaron a Samantha para limpiar sus ropajes de color carmín. Se percataron de que no sólo tenía ese problema de la pierna sino, que además en sus costillas habían cardenales horribles.
– Miyu: ¿Pero qué te ha sucedido?
– Samantha: Me llamo Samantha querida… . Lo que me ha pasado es que, hace dos días estuve intentando limpiar las ventanas de lo que mandan aquí, de esos que tienen trajes con sus corbatas y prometieron refugiarnos hasta darnos un hogar con buenos tratos. Uno de esos hombres me pidió que hiciese ese trabajo, la ventana estaba alta por lo que me dio una silla de madera en la que subir. Eso hice, pero entonces, me fijé que estaba quemando la silla con un mechero.
>> ¿Pero qué hace? Le pregunté bajando al instante de ella. No me dio tiempo ni siquiera a recomponerme del susto cuándo entonces ese hombre de corbata sacó una pistola y apuntándome con ella me dijo, ”Suba ahora mismo en la silla y haga lo que le he dicho”. No tuve más remedio que hacerle caso. Le pregunté por qué estaba haciendo eso, pero la única respuesta que me dio era el de la llama que quemaba una de las patas de las sillas. Prendió hasta que se agrietaba y entonces él me golpeó haciéndome caer al suelo. Y no sólo eso, me mordía, me volvía a pegar y así hasta que perdí completamente el sentido.
Corina estaba lavando los ropajes de Samantha en el lavadero mientras Miyu se sentía cada vez más petrificada por lo que le había sucedido.
– Samantha: Vendrán todos hoy, me lo dijo él.
– Miyu: ¿Vendrán quienes?
– Samantha: Todos los soldados, para fusilarnos.
Entonces en esos momentos, Corina dejó de lavar los ropajes de Samantha. Escuchó a las personas gritar de terror, los tiros salían de sus pistolas. Corina le dio la parte interior que aun estaba seca a Samantha para que se volviese a vestir y entonces, Miyu y Corina se miraron profundamente. Sintieron su cariño latir en aquel lugar horrible. Se asintieron la una a la otra.
Miyu cogió la mano de su abuela Corina y corrieron hasta el baño. En él se encerraron. Miyu abrió el botiquín y cogió una cuchilla.
Miyu: Abuela… ¿estás segura?
Corina: No dejaremos que nos hagan daño cariño.
Entonces Corina le cogió la cuchilla a su nieta. Miyu corrió hasta la puerta y puso el pestillo.
– Miyu: No tendremos tiempo…
– Corina: Lo tendremos mi amor.
Entonces en esos momentos, Corina se cortó la piel, se cortó las venas y… Miyu siguió su camino. No les dolió el corte, tras ello unieron sus brazos mezclando su sangre, abrazándose.
Los soldados llegaron un cuarto de hora después hora después. Pero ellas ya consiguieron lo que querían, estar juntas por siempre y no dejar que nadie les hiciese dañ
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Sin permiso                       105
¿De qué trata?: Trata de una pareja de enamorados. El novio le pide matrimonio a la novia, pero lo hace sin permiso de su padre, cosa que hace que tenga en un futuro algunos problemas con él...
Personajes: Abbi, Ito, Hearton
¿Dónde ocurre la historia?: Un jardín en el primer acto y el despacho del padre de Abbi en el segundo acto. 
ACTO I
Personajes en escena: Hearton y Abbi
El tiempo parecía estar acompañado por el canto de los pájaros. De buena mañana, a la hora del desayuno y con un tiempo envidiablemente soleado, Abbi y Hearton se encontraban en un jardín. Sentados encima de una manta típica de picnic, a cuadros.
Abbi acomodaba su cabeza en el torso de Hearton. Los dos estaban sentados, disfrutando de la comida que habían traído, un zumo de naranja, uvas, frambuesas… . Los dos sentían que estaban en una octava maravilla que pocos privilegiados alcanzarían a reconocer.
– Abbi: Me encanta que haga este tiempo. Deberíamos de reverenciar al Sol que está por encima de nosotros, regalándonos este preciado momento que no olvidaremos nunca.
Hearton, acaricia los cabellos largos de Abbi. Cada vez que escucha su voz, parece que siente esos escalofríos que ocurren cuándo comentan que un espíritu te atraviesa. Pero el único espíritu que está recorriendo todo su cuerpo es el de él mismo. Vibrante, con ganas de hacer el amor en mundo entero.
– Hearton: Pues eso espero. Porque de no ser así no hubiese tenido mucho sentido ésto.
Y entonces, Hearton mete una de sus manos en su bolsillo del pantalón para sacar entonces una caja azul aterciopelada. Esa caja tenía el tamaño exacto que suelen tener la gran mayoría de cajas de compromiso. La dejó caer sobre la falda alargada y roja de su amor Abbi.
– Abbi: Pero… ¿qué es esto?
– Hearton: Se puede percibir, pero no lo sabrás hasta que no la abras.
Hearton pudo apreciar que a Abbi le comenzó a temblar el pulso. Sabía que estaba viviendo uno de esos momentos importantes que pueden tener las personas en su vida, se sentía un privilegiado porque de la vida que vivía un dicho momento así no era la de una persona común, sino la de Abbi. Su preciosa, fortuita y amada Abbi.
– Hearton: A tu padre seguro que le parecerá muy bien esta idea… .
– Abbi: ¿Bromeas? ¡Le va a encantar!
El furor del momento había invadido cada nervio de Abbi. Eso hizo que sus brazos se abriesen de alegría para recibir al que se había convertido en su prometido, su futuro marido.
ACTO II
Personajes en escena: Ito y Hearton
Hearton estaba seguro que de esta forma se ganaría la simpatía de su padre. Al principio de conocerse, Hearton sabía que no le había caído lo suficientemente bien. Se dio cuenta de que le miraba por encima del hombro mientras fumaba uno de esos puros que le llevaban a su paraíso. Eran de edición limitada, pero ilimitada era su ritual diario con ellos. Ahora mismo, Hearton se encontraba en el despacho de su padre para pedirle la mano a su hija. Éste le miraba como siempre o peor. Se notaba muchísimo que se sentía molesto por su visita.
– Ito: Hearton…
Ito dio una calada a su puro desde detrás de su escritorio. A su vez, Hearton se sentó en la silla libre que había para hablarse de cara a cara con su futuro suegro oficial. El humo le daba en la cara a Hearton.
 Hearton: Hola señor, ¿cómo estás?
Ito no respondió a la pregunta de Hearton. Se limitó a ofrecerle un puro a Hearton, pero a éste no le gustaban.
– Ito: Gracias señor, pero… no me apetece ahora mismo.
– Hearton: Ito, no me jodas. Coge uno y conviértete en un hombre de una vez.
Esa reacción a Hearton le caló un poco hondo. Él siempre se había sentido como un hombre, por lo que un comentario con ese tono consiguió que se pusiese algo rojo. Terminó cogiendo el puro y Ito le dio fuego en cuanto este se posó en la boca de Hearton. Tosió como un condenado tras tomar la primera calada.
– Ito: Vaya por Dios Hearton. Tienes unos pulmones de niña… . En fin, ¿qué es lo que te trae por aquí?
 Hearton: Pues verá señor, la causa de mi visita es…
Hearton cogió la caga vacía de compromiso y la colocó sobre el escritorio.
– Hearton: Es ésto.
Ito le miró con el ceño fruncido. Le miraba, pero después bajaba la mirada para entonces mirar la caja aterciopelada de color azul. Su semblante pereció haberse quedado un tanto paralizado, estaba estático mudo. Hearton no sabía muy bien que hacer en esos momentos, si quedarse callado, decir algo o salir corriendo.
– Hearton: ¡NO!
Hearton se cobijó sobre sí mismo por el grito que Ito echó al tejado. A la misma vez Ito cogió la caja, la tiró con fuerza hacia al suelo y ésta terminó abriéndose por el golpe. Eso, tenía mucho que decir en contra de Hearton según la lógica del padre de Abbi, Ito. Señaló la caja con furia.
– Ito: ¡¿Qué significa eso?! ¡¿Y qué hace vacía?!
 Hearton: Ya le he pedido la mano…
 Ito: ¡Insensato! Si te crees que vas a casarte con mi hija, crees mal pequeño desgraciado… . Ella merece mucho más de lo que tú puedas darle, ¡porque tú no puedes darle nada!
– Hearton: Pero…
– Ito: ¡NO! ¡Cállate! Me vas a escuchar… . Ahora mismo, vas a desaparecer de mi vista. Vas a ir a tu casa, a coger toda tu maldita, tu barata ropa y la vas a meter en tus malditas maletas. Después de eso, lo que vas a hacer es coger esa maleta, caminar hasta el aeropuerto. Allí tendrás uno de los billetes más caros que tú jamás podrás pagar en cuánto le digas tu nombre a la recepcionista. Yo mismo te los pagaré y…
Ito estaba de pie, cerrando los puños con tanta fuerza que parecía estar haciéndose daño a sí mismo de la misma rabia que parecía haber en su interior.
– Hearton: ¿Y entonces qué señor? ¿Pretende que le parta el corazón a su hija?
Fue entonces en esos momentos cuándo Ito dejó de apretar tanto sus puños hasta relajarlos de golpe.
 Ito: No. Te casarás con ella.
– Hearton: ¿De verdad señor? ¿Tengo su bendición?
– Ito: ¡Jamás tendrás mi bendición maldito! La tiene ella. La bendición es sólo para mi hija, tú sólo espero que le des todo lo que ella quiera o terminarás viéndote un bala en tu cerebro, ¿¡entendido!?
Hearton: Entendido, señor…
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Una MUÑECA para navidad                            106
¿De qué trata?: Patricia le indica a su esposo que le compre una muñeca para navidad a su hija menor ya que olvido completamente hacerlo cuando estaban en el centro comercial pero este se rehúsa a regresar y compra la muñeca en un barrio chino cercano.
Personajes: Patricia, Ben, Cyntia, Cody, Ashley, Amelia, Vendedor.
¿Dónde ocurre la historia?: -Barrio chino
-Casa de la Familia
Personajes
Patricia: Madre de Cody, Cyntia y Ashley, le encarga a su esposo ir rápidamente por el regalo de la menor de sus hijas ya que se olvidó completamente de comprarlo.
Ben: Esposo de Patricia, se desvía en su camino al centro comercial y termina comprando la muñeca en un barrio chino, se ahorró una buena cantidad de dinero y pudo llegar a tiempo para la cena.
Cyntia: Hija mayor de Patricia y Ben, a pesar de tener solo 15 años es lo suficientemente madura como para dar la cara por su familia.
Cody: El segundo hijo, bastante revoltoso y desobediente.
Ashley: La consentida de la casa, una niña muy dulce que todos adoran y protegen.
Amelia: Madre de Patricia quien ayuda a cuidar a los niños.
Vendedor: Anciano a cargo de una juguetería en el barrio chino.
 Acto I: Una muñeca para navidad
A ben no le hacía nada de gracia que su querida esposa Patricia le pidiera como favor regresar al centro comercial a comprar una muñeca para Ashley su hija menor ya que olvido por completo poner la muñeca en carrito de compras.
Ya eran casi las 8, había mucho frio y el partido estaba a punto de empezar, Ben tan solo quería comprar esa muñeca y regresar rápido para una cena caliente mientras veía el partido, pero eso tomaría su tiempo si planeaba ir hasta el centro comercial.
El barrio chino era popular por abrir hasta tarde, con tiendas que vendían desde mascotas hasta muy buenas imitaciones de juguetes y tan solo quedaba a unos minutos de donde se encontraba Ben.
Ben: — Ando en busca de una muñeca, ¿tendrá usted alguno de los nuevos modelos?— El vendedor parecía muy raro, un hombre asiático de casi 60 años vendiendo muñecas pero no le importaba necesitaba como sea comprar el juguete.
Vendedor: — Buscare varios modelos que puedan gustarle, tengo desde muñecas de trapo a muñecas de porcelana, de plástico como las Barbie, tengo unas que podrían gustarle son idénticas y muy económicas — El señor buscaba entre sus anaqueles pero una muñeca capto la atención de Ben.
Ben: —Me gusta esa, ¿cuánto cuesta?—
Vendedor: — ¡No está en venta!— continuo buscando muñecas en los anaqueles.
Pero Ben sabía que esa muñeca seria la favorita de su hija, una hermosa bailarina como las que Ashley admiraba, un trabajo artesanal con un acabado profesional, o tan solo una buena imitación china, Ben tomo la muñeca y la intercambio por otra muñeca, el señor ni cuenta se dio, tan solo pago en efectivo y se retiró de la tienda.
Acto II: La navidad llego

Todos se encontraban reunidos alrededor del árbol de navidad abriendo los regalos de los niños, un momento sumamente agradable para patricia y su esposo, la cara e alegría en los niños les llenaba de fortaleza.
Patricia: — Ashley abre tu regalo, veamos que trajo santa para ti —
Ashley: — ¡Oh! No puedo creerlo mami, es hermosa, es hermosa, la llamare princesa, mira abuela, mira mi nueva muñeca—
Amelia: Es hermosa, deberíamos peinarla para que no tenga ese pelo así de desaliñado.
Patricia llamo a su esposo a parte
Patricia: — Se supone que esa no era la muñeca—
Ben: —Querida la niña adora la muñeca que importa si no es la misma del centro comercial—
Acto III: Noche no tan buena
Amelia se quedó hasta tarde para ver sus programas de TV nocturnos, adoraba trasnocharse con las películas navideñas viejas. Pero algo inusual paso, pasos en las escaleras llamaron su atención.
Amelia: — ¿Quién anda ahí, son ustedes niños? — Subió para darse cuenta que todos dormían, volvió a escuchar los ruidos — ¿Quién está ahí? — no quería despertar a nadie y que fuera una falsa alarma. Pero lo que vio la hizo resbalar y caer por las escaleras, nunca volvió a levantarse.
El ruido despertó a todos, Cyntia fue la primera en bajar.
Cyntia: — ¡Papá, Mamá es la abuela!— rápidamente todos bajaron
Patricia: — Cyntia lleva a los niños arriba, llamare a una ambulancia, tendrás que quedarte con ellos papa y yo debemos salir.
Cyntia: —Entendió—
Ben encendió el auto rápidamente y llevo a su suegra al hospital junto con su esposa.
Acto IV: El regalo de navidad
Cyntia intentaba calmar a los niños contándoles una historia para que estos pudieran apartar su mente de lo ocurrido.
Ashley: —A princesa no le gusta esa historia—
Cyntia: —Y qué historia prefiere princesa—
Ashley: —Ella quiere una de terror, quiere contarnos de cuando tiro a la abuela por las escaleras—
Cody: —Estas loca como una cabra—
Ashley: — Es cierto, dijo que la mato porque no le servía, que quiere el cuerpo de uno de nosotros, quiere ser una niña —
Cyntia: —Se acabó Ashley— Le quito la muñeca — Ahora todos a dormir— Apago la luz y guardo la muñeca en el armario con llave, todos se acostaron en la cama de sus padres.
Cyntia despertó a la hora debido a la incomodidad, cuando se levantó de la cama vio a la muñeca en la mesa de noche, se asustó por un momento pero pensó que fue su hermana quien la había sacado.
Varios platos fueron rotos en la cocina, armada de valor Cyntia salió rápidamente para ver que ocurría, pero no había absolutamente nada, ni platos rotos, pero ahora los gritos de su hermana la desesperaron mas
— ¡Auxilio!, ¡ayuda!, ¡Cyntia!—
Su hermanita fue llevada a su cuarto y encerrada
Cyntia: —Que ocurre Ashley abre la puerta —
Por un momento dejo de gritar, para abrir la puerta tranquilamente e ir al baño a ducharse, Cyntia estaba cansada de las bromas de su hermanita.
Acto V: Revelaciones
Amelia falleció en el hospital, un golpe duro para Patricia y peor aún en navidad, pero hay algo que le inquietaba, “la muñeca” era lo que su madre repetía una y otra vez.
Patricia: —Todos están bien —
Cyntia: —Si mami tan solo Ashley con una de sus rabietas pero todo esta bien—
Ben fue hablar con cada uno de sus hijos sobre lo ocurrido, Cody estaba devastado, en cambio Ashley parecía indiferente.
Ben: — ¿Que tienes querida?—
Ashley: —Nada padre me encuentro bien—
Ben: — ¿Y tú muñeca dónde está? —
Ashley: —No la quiero puedes botarla, soy grande para jugar con esas cosas —
Todos se preparaban para el funeral de la abuela, Cyntia peinaba a Ashley
Cyntia: —Ashley lo que está pasando es difícil, esperemos que mami se encuentre bien después de todo —
Ashley: —Soy Tiffany no me llames de otra forma por favor —
Cyntia: — Está bien, mi papa dice que ya no quieres tu muñeca, ¿Quieres que la regale? —
Ashley: — Mejor bota a Ashley a la basura, esa muñeca es solo un estorbo —
De la noche a la mañana el comportamiento de Ashley había cambiado por completo, asustaba completamente a su hermana mayor y aun con los sucesos de esa noche, algo ocultaba la muñeca o solo era su hermana tratando de asustarla, pero era algo que nunca averiguaría, la muñeca fue quemada por Ashley, mientras ardía la niña sonreía, le agravada ver como la muñeca era consumida por las llamas.
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Amenazada             11-1
¿De qué trata?: Trata de una embarazada que no quiere casarse y por ello, se ve amenazada por sus padres.
Personajes: Raúl, Anaís
¿Dónde ocurre la historia?: Un parque con una fuente.

ACTO I:
Personajes en escena; Raúl y Anaís.
Raúl y Anaís aún no han aparecido en escena, pero se dirigen a ella. Se encaminan hacia un parque. En él, el césped está verde, las aves buscan el agua de una fuente que está en el centro del lugar. Ésta es grande, por arriba hay un chorro que cae como las emociones hasta la zona básica de ella. Ahí es donde se posan los pajaritos, muertos de calor debido a la estación en la que se encuentran.
– Raúl: Es necesario que te cases. Alguien debería tener algún derecho sobre ti para poder defenderte.
– Anaís: Ni muerta. No pienso sellar ningún tipo de pacto con un hombre jamás. No lo haré ni por mi propia salvación ni por nadie.
Raúl saca una brújula de su bolsillo. Lo mira con posesión, como si en cualquier momento pudiese llegar a perderlo o algo que podría llegar a ser muchísimo peor; que se lo robaran. Él se encontraba nervioso, sólo quería salvar a Anaís de futuras desgracias, pero ésta parecía no hacerle demasiado caso. En realidad, nunca le hizo el caso que él hubiese querido que le hiciese en algún momento.
Raúl: Anaís… no seas tonta mujer. Sabes de sobra que si no te casas tus padres te repudiarán. Y no sólo te repudiarán, también repudiarán a el ser que llevas dentro de tu vientre.
Anaís, tras escuchar el comentario que Raúl le hizo sobre su bebé, no pudo evitar posar sus manos en el abdomen. Aun no se le notaba nada, estaba apenas de dos meses. Hizo una mueca conteniendo sus pensamientos, El lugar, ese parque además conseguía emocionarla. O era el lugar o las hormonas que conseguían hacer de las suyas, pero, desde luego que se encontraba de lo más sensible.
Anaís: Pero Raúl… yo no tengo deseos de casarme con Mark. Sí, vale. Estoy de acuerdo con lo que dices, porque después de todo sería el paso más sensato que estaría dando si te hiciese caso. Si me casase, mi bebé no tendría problemas de manutención, viviría cómodamente sin complicaciones y yo en cambio, me pasaré los días mirando por la ventana deseando otra vida que no podré tener. Me acostumbraría a vivir una fachada que muchas parejas terminan por confundir, creyendo que eso es lo que hay que sentir, pensando o haciéndose creer que lo que hacen, lo hacen por amor. Pero, no me obligues Raúl porque… sé que Mark no está capacitado para ser el padre que dicen sus padres que será después de casarse.
Raúl, guarda la brújula en su bolsillo. Camina de un lado a otro, escuchando atentamente lo que Anaís dice, viéndose incapaz de incordiarle. Su corazón, toda ella manda en sí misma. Es incapaz de detenerla.
Anaís, se acerca a Raúl con aspecto angustioso. Él viste con un traje formal, su corbata es roja y sus zapatos de color blanco, mientras que ella viste con un vestido veraniego de botones, de color amarillo. Anaís se acerca a él y acaricia la corbata escarlata de su amigo Raúl.
Anaís: Sé… que estás preocupado Raúl, pero por favor, no me empujes a casarme. Aunque no lo comprendas ahora, sé que algún día sí que terminarás entendiéndolo. Verás que Mark, continuará como hasta ahora… se drogará o quién sabe, puede que hasta la termine vendiendo si es que no lo está haciendo ya.
Raúl: Sí…
Anaís: Yo no deseo una vida así para mi futuro hijo. Espero que tú tampoco estés esperando esa clase de educación sólo por el dinero de mis padres.
Raúl, comenzó a rascarse la barbilla. Pensando en qué hacer, a dónde llevarla. Si ella escogía no casarse, sabía que en cualquier momento entonces se podría ver fuera de su casa en menos de veinticuatro horas. Eso le causó ya no sólo nerviosismo, sino un agobio que venía cogido de la mano de otra sensación que sin pedir ningún permiso se quería unir a la fiesta.
Raúl: Entonces, ¿a dónde irás?
Anaís se separó un instante de Raúl. Miraba el entorno sin saber muy bien qué contestarle, ya que esa clase de respuesta todavía no la veía muy clara para poder declarar una decisión afortunada tan pronto.
Anaís: Primero, creo que debería de ocuparme en buscar un trabajo y me preguntaba… si tú podrías ayudarme.
Raúl: ¿Yo?
Anaís se mordía el labio superior que comenzaba a temblar a causa de la posible respuesta que, creía que no le iba a gustar ni tampoco ayudar. Puede que sí hubiese tenido algo de suerte convenciendo a Raúl de que lo mejor no era casarse con Mark debido a su inmadurez, su proceder y actitud que sólo causaría vacíos en su futuro que podría ser próximo en el caso de aceptar encadenarse a esa clase de vida. Pero, entonces temió que Raúl no le ayudase a buscar el trabajo que necesitaba para poder amoldarse a vivir de manera independiente. Ella, la vida y su futuro hijo o hija que llevaba en el vientre. Temía que no fuese a ser posible, que entonces se encontrase en la calle tras su negativa, que no lograse encontrar nada y entonces tuviese que asumir toda una vida de culpas por la condenación que le daba a su hijo.
Anaís: Raúl… nunca te he pedido nada. Jamás. Pero por favor, sé que tú eres el único que puede ayudarme a tener un trabajo que pueda darme una estabilidad para conseguir mis propósitos. No me niegues algo así ahora que me entiendes.
Raúl: Lo sé, lo sé… . Es sólo que ahora el mercado laboral es bastante escaso, y posiblemente no pueda conseguirte un puesto de trabajo con facilidad debido a tu estado, ¿sabes Anaís? Por ese lado las cosas se suelen poner algo tensas. ¿Sabes cuántos jefes echan a las mujeres que están embarazadas de sus puestos?
Anaís: Algo he leído y escuchado sí… pero, ¿entonces qué puede hacer la mujer en este caso? ¿Vivir una vida con alguien que no le ama sólo porque no puede trabajar embarazada? Yo me veo capacitada para trabajar embarazada… .
Raúl: Está bien, trabajarás para mí.

Anaís: ¿Lo dices de verdad?
Raúl: Sí. Necesitas ayuda y eso es lo que tendrás.
Anaís no pudo evitar llorar de la emoción, de la gratitud que sentía en esos instantes por Raúl. Y no pensó en esos momentos en todo lo que iba a sucederle, pero sí es cierto que no pudo evitar desearle a otra futura mamá soltera este tipo de ofrecimientos para hacer que su vida pudiese ser más fácil.
 Bárbara                                 11-2
¿De qué trata?: Trata de Bárbara. Un espíritu que sigue habitando en la casa de los Murray.
Personajes: Bárbara, Izan, Clara, Leo, David, Susana
¿Dónde ocurre la historia?: En el primer ACTO I, el escenario es la calle, y está la puerta de los Murray.

En el segundo ACTO II, podemos apreciar la casa de los Murray por dentro. Un salón, la habitación de Bárbara, una cocina junto al salón, un baño...
Personajes
– Susana: Mujer de David. Tiene 29 años y está esperando un bebé de seis meses. Su pelo es liso, de color pelirrojo como casi una amapola secándose en el Otoño.
– David: Es el marido de Susana. Impaciente por tener a esa niña suya que viene en camino. De carácter agradable. Hijo de un campesino.
Personajes secundarios: Clara, Izan y su hijo de 7 años que se llama Leo.
Protagonista:
– Bárbara: Es el espíritu que habita en la casa.
ACTO I
Personajes en escena: Susana, David, Clara y Izan
Caminaban despacio, debido a que Susana esperaba una niña en sus entrañas. Con los embarazos siempre hay que tener tacto, mucho cuidado.
No les quedaba mucho camino por recorrer. En cuándo menos lo esperaron ya estaban delante de la puerta de los Murray.
– Susana: ¿Crees que estarán despiertos a estas horas?
– David: ¿Y por qué no iban a estarlo? Habíamos quedado con ellos a las cinco, ¿no es así?
– Susana: Sí, así es, pero tan sólo son las cuatro y veinte. Puede que les pillemos tomando la siesta.
– David: Qué siesta ni qué siesta…
David tocó a puño cerrado la puerta principal de los Murray.
Mientras pasaban unos minutos sin que nadie apareciese por la puerta, Susana y David se miraban con nerviosismo.
– David: O puede en cambio que sí tengas algo de razón querida y…
Susana, iba a rebatir el comentario de David justo en el momento en el que abrieron la puerta principal. Los propietarios, que se llamaban Clara y Izan, se asomaron por la apertura con unas cálidas sonrisas que demostraban dar un abrazo de bienvenida sólo con mirar a Susana y David. Estaban encantados de su llegada.
– Clara: ¡Vaya hola! Qué alegría veros tan pronto de la hora citada. Me da mucho gusto conoceros.
Clara le proporcionó dos besos cordiales a Susana y colocó una de sus manos en su vientre.
– Clara: Vaya, vaya… y qué tenemos aquí, ¿un niño o una niña?
– Susana: Para mí también es un placer conocerte Clara y…
Susana coloca también su mano encima de la de Clara, acogiéndola. Era su forma de darle también otra clase de bienvenida distinta.
– Susana: … va a ser una pequeña. De momento tiene sólo seis meses.
– David: Sí, tan sólo seis meses, ¿verdad que es adorable?
Izan carraspeó.
– Izan: En fin, ¿os apetece entonces ver la casa?
– Susana y David: ¡Claro!
– Clara: Luego tendremos más tiempo para charlar querida, pero presentaros vuestro posible hogar, es lo primero de la lista ahora mismo.
Susana le dedicó a Clara una de sus más fieles y enternecedoras sonrisas. Todos entraron al piso, seguidos de Izan y Clara.
ACTO II
Personajes que se encuentran en escena: Susana, David, Izan, Clara, Bárbara y el pequeño Leo
La casa tenía un baño, un dormitorio de matrimonio, un salón bastante rústico, una cocina unida a dicho salón y una habitación que le vendría a Susana de perlas, porque al parecer era de una niña.
Izan y Clara, se encontraban en el salón con David.
– Clara: ¿Verdad que es un salón acogedor para tomar el té? Además, para días de frío contáis con una estupenda chimenea que podrá calentaros en tan sólo unos minutos. Eso, y que da un ambiente muy especial a decir verdad… .
– David: Tendríamos que tener cuidado con el fuego, sobretodo cuándo la niña crezca. Yo colocaría unas puertas para evitar que las chispas puedan salir y para que la pequeña tampoco se queme por la curiosidad al tocar los cristales colocaría a parte una valla que cree una distancia segura entre el fuego y la niña.
– Izan: Desde luego que es una idea estupenda David. Eso es lo que hicimos justamente con Leo, para evitar consecuencias graves. Que por cierto, no os lo hemos llegado a presentar, permítanme un segundo.
Todos se quedaron en el salón. Susana y David, estaban maravillados por el lugar, pero les encantaba mucho más el recibimiento por parte de los propietarios.
– Clara: ¿Os apetece un té o tal vez un café?
– Izan: ¡Leo hijo! ¡Ven recibir a los futuros inquilinos de nuestra casa!
Susana y David se miraron por un instante extrañados. En ningún momento llegaron a creer que el niño estuviese en la casa, ya que no lo llegaron a comentar y tampoco llegaron a escuchar ningún ruido. Justo en esos momentos, Leo llegó hasta ellos correteando.
– Leo: Hola señores, un placer.
Su padre Izan, mientras Leo se presentaba tocaba los cabellos de su hijo, admirado de su creación. Susana, se acercó al pequeño Leo, postrándole un dulce beso materno en la mejilla.
– Susana: ¡Eres muy alto y muy guapo!
– Leo: Lo sé. Soy muy mayor ya porque tengo siete años. Los cumplí hace dos días.
– Susana: Y tanto que sí… .
Susana despeinó el pelo del pequeño.
– Susana: Cariño… .
Susana se dirigió a su marido David.
– Susana: Voy a rodear mientras tanto un poco la casa, puedes quedarte aquí si quieres.
Clara, mientras tanto estaba haciendo té de jengibre para todos en la cocina. Así que Susana aprovechó la situación en la que tanto David como Izan, hablaban de sus deportes favoritos y Leo el pequeño miraba por la ventana y jugaba con un pequeño soldadito de plástico que tenía en la mano. Lo que hizo Susana es salir del salón para seguir mirando las habitaciones que con anterioridad les habían mostrado los propietarios a una vista mucho más fugaz. Susana quería fijarse en los detalles, imaginarse un futuro en este maravilloso hogar.
Caminó despacio hasta la habitación de la que dijeron que era de Leo, aunque en cuánto llegó allí se encontró con una niña junto a la ventana. Era pálida y llevaba un camisón largo con puntillas en los bajos mirándola directamente.
– Susana: Vaya, hola…
La niña se llamaba Bárbara. No respondió al saludo de Susana, pero le miraba con un semblante frío y bastante serio.
– Susana: ¿Vives aquí?
Bárbara le respondió a Susana moviendo su cabeza a modo de negación. Estaba recta como una estatua. Susana se sentía muy confusa, no entendía por qué Clara y Izan sólo les habían llegado a presentar a su hijo Leo de siete años, ya que al parecer tenían a otra hija aquí.
Bárbara seguía sin responder. Así que lo que hizo Susana es ir hasta el salón donde estaban todos, dejando a Bárbara atrás; David, Clara que ya había traído los té’s, Leo y Izan.
– Susana: ¿Tenéis otra hija? ¿Por qué no nos lo habéis dicho? Está en la habitación…
No pudo terminar la frase porque a Clara se le cayó la tetera de porcelana al suelo en cuánto escuchó a Susana decir esas palabras.
– Clara: ¿La has visto? ¿Has visto a Bárbara?
Las manos de Clara temblaban, sus ojos estaban abiertos como los mismos platos de té que había llegado a posar en la mesa. Izan, mostraba el mismo rostro espectante que su mujer y David no lograba comprender muy bien lo que estaba sucediendo, así que se rascaba la cabeza.
– Susana: Bueno yo… he ido a la habitación de su hijo y, he visto a una niña junto a la ventana. Imagino que será su hija, ¿no?
– Izan: Es imposible…
– Clara: ¡Bárbara! ¡Bárbara! Oh, mi niña… ¡Bárbara!
Y entonces ocurrió algo. Clara echó a correr como una loca hasta la habitación, gritando Bárbara y llorando como una posesa endemoniada. Izan iba detrás de su mujer, llamando a su mujer ”¡Clara!” tratando de tranquilizarla. David se acercó a Susana, colocó las manos en su vientre.
– David: ¿Estás bien?
– Susana: Sí… yo…
Susana no entendía muy lo que estaba pasando, pero entonces lo entendió todo de repente. Susana, al parecer sí había visto a la hija de Izan y Clara, pero no a la viva precisamente. Susana se acercó hasta Leo, ya que éste puede que pudiese llegarle a corresponder sus dudas respondiéndolas.
– Susana: Leo, cielo… ¿quién es Bárbara?
Leo seguía jugando en el alféizar de la ventana. En ella, se podía apreciar una nevada que estaba comenzando a nacer en lo que, al parecer iba a ser una agradable tarde que había dejado de serla. David, se arrodilló junto al niño, colocándose a su lado hasta tener la misma altura que éste. El niño Leo, se mantenía callado sin responder a nadie.
– David: Leo… no le diremos a tus padres que nos has contado nada, te lo prometemos.
Entonces Leo, dejó de jugar. En el fondo de la casa, mas particularmente por la habitación se podían escuchar los lloros de su madre, Clara. Leo miró de reojo lo que era el pasillo y después miró a Susana.
– Leo: Bárbara era mi hermana.
– Susana: ¿Era? ¿Qué quieres decir?
A Susana se le hizo un nudo en el estómago en cuánto se dio cuenta de que lo que estaba pensando o incluso creyendo en el fondo, estaba resultando ser confirmado. David apretó la mano de su mujer y dirigió también, al igual que había hecho Leo una fugaz mirada hacia la fuente de sonido de donde provenían todas las lágrimas de Clara. También lo comprendió todo.
– David: ¿Y qué le ocurrió?
– Leo: Murió de una pulmonía por tener la ventana abierta mientras dormía, pero va a volver.
– Susana: ¿Cómo va a volver?
Entonces, ocurrió algo inimaginable. Leo levantó su mano, y señaló el vientre de Susana.
 El cumpleaños de las tres              11-3
¿De qué trata?: De tres mujeres que entran en la edad de los cuarenta a la misma vez, y hablan un poco de el feminismo.
Personajes: Sofía, Liviana y Kesia
¿Dónde ocurre la historia?: Una cafetería de color rosa. Todo rosa.
Personajes:
– Kesia, Sofía y Liviana: Tres amigas que acaban de cumplir 40 años y temen quedarse solas.
ACTO I
Personajes en escena: Kesia, Sofía y Liviana
Tres mujeres se presentan en una cafetería. Dicho lugar era de color rosa pastel por todas partes, y en casi todas esas michas partes se asomaba el rostro de Hello Kitty. Menos en el baño, el baño daba algo de miedo porque en la papelera estaba Ken y en ese aparato que tira aire para secarte las manos, en cambio, estaba el rostro de Barbie.
Kesia, Sofía y Liviana estaban en una de esas mesas pastelosas de la cafetería. En medio de la mesa, había una tarta también rosa con tres velas.
– Kesia, Sofía y Liviana: Una, dos… ¡y tres!
En cuánto contaron tres al unísono juntas, soplaron cada una de ellas su respectiva vela asignada de cumpleaños.
– Sofía: Ya es oficial. Tenemos la edad inmencionable de la mujer.
– Liviana: Venga ya Sofía, no es para tanto.Tanto como para decir que no puede llegar a ser mencionable… seguro que mañana mismo algún jovencito mencionará nuestro número como si estuviese dibujado en nuestra frente, sólo con la intención de meterse con nosotras.
– Kesia: Claaro, claro… y de paso el muy cruel nos recordará que nos queda menos vida que a él.
– Sofía: Bueno, eso habrá que verlo. Si algo así me sucede, os aseguro que haré que se arrepienta de haber mencionado mi edad inmencionable. A no ser que sea muy guapo, claro… .
Sofía tenía el color de pelo negro, y igual de negra se ponía al recordar que tenía ya cuarenta años. Siempre trabajó de modelo en Vogue, y, aunque sabía que la carrera de una modelo era fugaz y efímera, no se conformaba con la vida plena que vivió en la revista. ¿Qué clase de broma le estaba haciendo la vida?
– Kesia: Si fuese guapo, lo más seguro es que es joven. Y si es joven, no tenemos nada que hacer a no ser que finjamos ser inmaduras, libres y aventureras.
– Sofía: Pues yo creo, que aun siendo unas cuarentañeras como lo somos ahora, para ligar seguimos haciendo las mismas bobadas que cuándo éramos jóvenes. Eso sí, ahora tenemos mucho más poder que antes.
Liviana casi se atraganta con el café de sólo escuchar lo ”cuarentañeras”.
– Liviana: Se dice ”cuarenteañeras”, Sofía. Y… dudo mucho que la mujer, en algún momento de su vida tenga más poder que el hombre.
– Kesia: Pues yo no lo pongo en duda, ¿a caso ahora no se está levantando una gran revolución feminista?
– Liviana: Sí, por supuesto. Pero eso está sucediendo más en las jóvenes que en las solteras de más edad como nosotras.
– Sofía: Desde luego.
Sofía señala a Liviana y toma otro trago de café.
– Sofía: Nosotras si tenemos que hacer lo que las jóvenes de hoy en día hacen, no nos comeríamos un rosco.
– Kesia: ¿Pero por qué no? ¿A caso no tenemos la misma valía que todas esas jóvenes? Somos fuertes e independientes… .
Entonces, se miraron las tres. Algo les cambió el semblante nada más escuchar lo que Kesia había dicho.
– Liviana: ¡Pues claro que sí! Y fuertes e independientes moriremos. Una buena forma de vivir y morir, también.
– Kesia, Sofía y Liviana: ¡Chin, chin!
Brindaron y fueron unas felices solteronas para siempre. O puede que no, ¿no?
 Una noche borrosa         11-4
¿De qué trata?: Trata de una chica que decide salir una noche para divertirse, pero esa noche se vuelve contra ella.
Personajes: Sheryl, Desconocido
¿Dónde ocurre la historia?: La casa de Sheryl, una discoteca y el hospital.
Había decidido llamar por teléfono y tomar chino a las 1:30 de la madrugada. Por extraño que llegase a parecer, el restaurante todavía estaba abierto a esas horas tan dramaturgas.
Más tarde, después de haberme atiborrado a tallarines grasientos, decidí que aun siendo las 2:20 de la madrugada todavía no tenía sueño. Que tal vez, no sería mala idea levantarme, vestirme y caminar hasta alguna de las discotecas más cercanas del barrio. Después de pensarlo, ya estaba reaccionando, haciendo que todo lo que sucedía por mi mente fuese realidad.
Cuándo salí de mi casa con un abrigo largo, vestido corto y negro y unos tacones altos que iban a juego tanto con mi abrigo como con mis labios, caminé y caminé hasta las discoteca ”Allan”.
Había muchísimo gentío, con un ambiente musical donde Melody Gargot pronunciaba su voz como si fuese el mismísimo viento del recinto. Las copas que las estanterías detrás de la barra se disponían a sujetar sus bases, brillaban a un tono fluorescente azul gracias a las luces que se asomaban centelleantes, para dar algo de magia al estado de la noche.
Me apoyé a la barra, a la espera de que el camarero o quizá camarera que no se encontraba detrás de la mencionada barra, apareciese para poder pedirlo algún Cosmopolitan. Pero claro, ya había cambiado de posición de pierna unas cinco veces y ahí no aparecía ningún profesional para atender mi ansiosa necesidad por meterle a mi estómago algo más que un chino.
Me mordí el labio superior algo nerviosa por la situación, fijando mi vista al Sur del lugar. Porque de Norte, es cierto que me quedaba poco. Vi como dos ancianos bailaban casi fusionados, a un ritmo espectacular y sincronizado que daba gusto de ver. Imágenes como éstas, hacían que te preguntases si de verdad estamos destinados a alguna persona en particular a pesar de todos los puntos negros que llegan a haber en el planeta, caminando a paso efímero por la vida.
– ¿Nadie te sirve hermosura? – Quien hablaba, no era el camarero o la camarera, no. Era un hombre de aspecto atlético, con ojos negros como la pantalla de un televisor apagado. Su pelo tenía algunos rizos, que también parecían ligeros y muy negros. Era bastante atractivo.
Me quedé algo admirada y observadora. No sabía si decir algo o salir corriendo, pues no dejaba de ser un extraño para mí.
– Ehm… – Moví mi cabello castaño y liso hacia un lado, dejándolo a mi espalda para poder dejar visible mi cuello además de mi cara para que pudiese apreciar más mis gestos- querría que me sirviese alguien algún Cosmopolitan, pero parece ser que nadie está contratado por aquí-.
El desconocido con semblante oscuro, miró con aire divertido todas esas copas que brillaban en la noche. Después se volvió de nuevo a mí, hizo un chasquido con sus dedos y me guiñó un ojo. Saltó la barra, cosa que hizo que se activase mi risa tanto como si me hiciesen cosquillas.
– Shhh… – Con uno de sus dedos me pedía silencio, aun con aspecto divertido y muy amigable. Tapé mis labios para evitar que alguna que otra carcajada saliese de mí.
Entonces a partir de ahí comenzó a prepararme el Cosmopolitan de manera muy profesional. Un acto voluntario que me hizo sospechar de que posiblemente era él el camarero del recinto y aprovechaba sus desapariciones para capturar a muchachitas solitarias que esperaban alcohol a las 3:00 de la madrugada. Una hora peligrosa en la noche dirían algunos.
– Aquí tienes hermosura – Su sonrisa era perfecta. Y con una sonrisa mía agradecí mi copa.
No sé cómo explicar lo que empezó a suceder después. Comencé a beberme el Cosmpolitan cuándo entonces mi vista empezó a nublarse.
– ¿Te encuentras bien? – Me decía el chico desconocido de la sonrisa perfecta y rizos ligeros. No sabía su nombre, no sabía qué me estaba pasando, sólo… recuerdo que eran las 3:00 de la madrugada. 
Desperté a la mañana siguiente despeinada y entre sábanas cómodas. Eran cómodas porque era mi casa, pero, ¿cómo he llegado hasta aquí?
Comencé a creer que tal vez anoche no salí a ningún lugar. Mi comida china estaba en mi mesilla, así que podría ser muy probable que quizá llegase a haber tenido alguna posible indigestión que me hiciese flipar en colores, hasta hacerme imaginar algunos momentos que apenas recordaba de la noche. Pero entonces, cuando fui a salir de mi cama percibí que no tenía el pijama puesto, sino… que estaba desnuda.
– Pero qué… – Comencé a sentirme alarmada. No sólo estaba desnuda en mi propia cama, sino que además había sangre en mis sábanas. Palpé todo mi cuerpo en busca de alguna posible herida que hubiese causado todo eso, pero no encontré nada.
Traté de mantener la calma. ”Tranquila, quizá sólo sean tu menstruación o algo… ” Pero, no no me lo terminaba de creer. Después de ponerse sopa limpia, cambiar las sábanas y hacer una limpieza profunda de toda su casa para ver si los recuerdos llegaban a ella por arte de magia y con más claridad, decidió tomar cita con el médico para prevenir cualquier cosa que le pudiese estar pasando, ya que no recordar lo que pasó anoche no era muy normal.
Eso hice. La cita me la dieron para el día siguiente a las 9:00 de la mañana. No tardé nada en plantarse en aquel lugar arreglada y más tranquila que el día anterior.
– Por favor, siéntese y espere a que su médico de cabecera le llame- Le comunicó la recepcionista, a la que hizo caso sin dilaciones.
– Sheryl, adelante pase -.
Y eso hice. Después… sucedió algo que cambió mi vida en un sólo instante. El médico me comunicó que estaba embarazada, ¿cómo era eso posible? Nada más salir de allí, entonces lo vi. Vi a ese hombre moreno que me sirvió el Cosmopolitan que tan borrosamente recuerdo. Me sonreía con malicia y, yo no entendía ni siquiera cómo era posible que la implatanción de un bebé en mi útero pudiese darse tan rápido.
Esa noche, en cuánto llegué a mi casa pasó algo peor. Era la 1:30 de la madrugada. Las náuseas me levantaron de la cama, fui corriendo hasta el baño y vomité a causa de ellas. Cuándo me levanté, noté algo distinto; mi barriga había crecido.
– No puede ser… – Acaricié mi vientre espantada, sin entender nada de lo que estaba pasando. Intenté olvidar lo que estaba viendo, lo que me estaba sucediendo. ¿Puedo estar volviéndome loca? Quizá por eso no recuerdo nada de la noche anterior… .
Cuándo me acosté en mi cama, apenas estaba percibiendo que mientras dormía, mi vientre seguía aumentando como si el reloj del tiempo tuviese vida propia, saltándose los nueve meses de gestación. La alarma que nunca encendí sonó, a las 3:00 de la madrugrada. Desperté sobresaltada.
No sólo yo desperté, algo con garras desde dentro de mí también decidió abrirse paso, abriéndome sin compasión. Mis sábanas limpias se llenaron de sangre nuevamente y… ahí estaba de nuevo. Delante de mí, sonriendo con un Cosmopolitan en la mano, brindando por su monstruoso hijo. Por su vida, por mi muerte.
 Campamento de verano        11-5
¿De qué trata?: Un grupo de amigos se animan a disfrutar de un verano diferente inscribiéndose en el campamento ardilla, una nueva alternativa para aquellos que quieren alejarse de la ciudad.
Personajes: David, Michael, Sofia, Teresa, Dylan, Olga, Rubén, Natasha, Chica campista, Scott.
¿Dónde ocurre la historia?: -Campamento Ardilla
-Lago muerto
-Cabaña de las ardillas
-Bosque de los lamentos 
Personajes
David: Estudiante de preparatoria en sus últimas vacaciones de verano antes de iniciar su último año, desea que este año sea diferente.
Michael: Mejor amigo de David, despreocupado, algo tonto y muy bueno para nada pero lo bastante leal para considerarlo un buen amigo.
Sofía: Hermana de David, un año menor que este, gracias a ella todos pudieron ir al campamento ya que su hermano no contaba con el dinero suficiente, así que ella financio el viaje de su hermano con tal de que la llevara, de esta manera sus padres le darían permiso.
Teresa: Mejor amiga de Sofía quien está enamorada de David, ella espera poder declarársele en el campamento y quizás tener su primer beso.
Dylan: Capitán del equipo ardillas del campamento
Olga: Directora del campamento ardilla
Rubén: Instructor de diferentes actividades del campamento ardilla.
Natasha: Capitana del equipo águilas del campamento ardilla.
 Acto I: El campamento ardilla
 Comenzaba una nueva temporada en el campamento ardilla, nuevamente decena de jóvenes acudirían a pasar uno de los mejores veranos de sus vidas, para Rubén como el instructor de varia disciplinas dentro del campamento es un honor recibir a jóvenes que cada año lo motivan a continuar con su trabajo, aunque lo que más le gusta de este empleo es poder hurgar entre las faldas de las señoritas.
Rubén: — ¡Bienvenidos al campamento ardilla! Es un honor para mí recibir nuevamente a muchos de ustedes, y todo un placer recibir a los nuevos reclutas de este año, créanme lo hare disfrutar mucho este verano pero eso sí, les espera ¡trabajo duro!— La cara de sin vergüenza delataba sus verdaderas intenciones.
Olga: — ¡Sean bienvenidos una vez más!, me llamo Olga Copperfield, ya como es costumbre nombraremos a los capitanes de los equipos, como es tradición solo antiguos campistas podrán optar tal título— El entusiasmo en ella era abrumador.
Mientras en la fiesta de bienvenida los chicos preferían hablar por su parte
David: —Guao veo que esto es todo un evento, no sabía que esto sería tan grande como lo venden—
Sofía: —Bueno, ¿qué esperabas? La mayoría de los chicos aquí tienen padres empresarios, petroleros, médicos y hasta deportistas— Miraba de reojo a los demás campistas reconociendo varias caras de Instagram y Facebook.
Teresa: — ¡Tienes toda la razón amiga! Solo espero no nos confundan con el personal de limpieza, aquí entre nosotros creo que somos los menos favorecidos— las risas no se hicieron esperar entre el grupo.
Michael: — ¡Callados ya van a anunciar a los ganadores!—
Todos esperaban los resultados, el campamento dividía a los cuatro equipos y los ubicaba en zonas diferentes representando cada uno de los puntos cardinales, El equipo Águilas, Equipo Marmota, Equipo Tejón y el equipo ardilla; el campeón de todas las competencias, quien ha permanecido invicto durante los últimos 3 años.

Olga: —Ahora el capitán del equipo Águilas será: Natasha; sin duda una gran nadadora, llevo a su equipo el año pasado al segundo lugar, Ahora veamos quien será el capitán del equipo de las ardillas— Tomo un papelito del tazón donde estaban los nombres de los campistas más  sobresalientes de la temporada anterior— ¡Dylan¡ el campeón del año pasado que grata sorpresa para el equipo ardilla, bueno chicos cada quien diríjase con su capitán y partan a sus cabañas— Despidió a todos para dirigirse a la estación de instructores sonde los encargados tenían sus oficinas y cabañas.
 Acto II: Lago del pecado
 Las conquistas de Rubén no se hicieron esperar, esta vez la afortunada una chica del campamento tejón quien el año pasado entrego su virginidad a este hombre y ha regresado por más. La noche había caído y la luna se encontraba totalmente llena, creando un ambiente romántico para algunos y tenebroso para otros.
Rubén: — Entonces dime hermosura, que es lo ¿que más te gusta de mí? —
Chica campista: —Voy al baño ya regreso—
Rubén: — ¡Regresa!, estamos en el agua, has aquí mismo—
La chica lo ignoro y continuo hacia el bosque, se ocultó detrás de unos arbustos mientras se preparaba para orinar, pero unos ruidos extraños la alertaron.
Chica campista: — ¿Quien anda ahí?—
Rubén se impacientaba, la chica no regresaba del bosque, pero quedo aliviado cuando la vio regresar, pero rápido, muy rápido, estaba siendo perseguida por varios hombres.
Rubén: — ¡Corre! Ven al agua rápido— Era muy tarde, ha habían alcanzado, con sus dientes destrozaron cada parte de su cuerpo— Me voy de aquí, nunca pensé que los liberaran tan pronto— como pudo se lanzó al agua pero no llego muy lejos, cientos de manos lo arrastraron al fondo.
Las criaturas comenzaron a salir desde el lago y los bosques, entrando a cada uno de los campamentos, siendo los campistas de la cabaña tejón y marmota los primeros en ser arrasados.

Acto III: Pánico en el campamento

Todos se organizaban para repartir las literas, esta cabaña era mucho más grande que el resto y se subdividía para albergar a los chicos y chicas en alas diferentes, pero como todos los años le correspondía al capitán dividir las 12 literas de la cabaña.
Dylan: — Veamos, este verano tenemos más chicos así que habrá que traer algunas cosas del almacén como colchones y las piezas para armar las nuevas literas, Scott ve con los demás a buscar lo que necesitamos —
Scott: — Entendido — con mucho entusiasmo llevo al grupo fuera al almacén que se ubicaba cerca del lago.
Los chicos se encontraban felices por tocar juntos en el mismo equipo ya que sería un problema intentar hacer nuevos amigos durante las cuatro semanas de verano.
Michael: — No puedo esperar a que llegue el día de mañana, será divertido hacer carreras en canoa, o carreras por todo el bosque —
David: — Dudo que hagamos carreras en el bosque tomando en cuenta que podemos encontrarnos con un oso o peor aún una manada de lobos —
Teresa: —Me parece interesante la diversidad que se puede encontrar en este bosque, por el simple hecho de encontrarse a unas horas de la ciudad, ¿Estás seguro? que se encuentran este tipo de animales por esta zona— Aun incrédula pero.
Sofía: — Lo más probable es que sea una mentira, lo que si no es mentira son mis ganas de dormir, deben apurarse en repartir esas camas para irnos a la cama — unos gritos ensordecieron los oídos de todos los presentes — Escucharon eso— El pánico se apodero de todos.
David se asomó por la ventana de la cabaña, observo como varios de sus compañeros caían presa de los hombres que parecieran ser zombies, el único que pudo llegar, lastimado y ensangrentado fue Scott.
David: —Rápido bloquen las puertas y ventanas — Rápidamente David y los demás hicieron lo ordenado rápidamente, no sabían que era lo que ocurría, ¿Maleantes? Quizás — Dime amigo ¿qué ocurrió? —
Scott: —Estábamos recogiendo las cosas para el campamento cuando escuchamos unos gritos provenientes del campamento de las águilas, muchos corrían otros ¡gritaban! Los estaban matando, cuando decidimos intervenir ya venían por nosotros, y yo, yo quise pero no pude ayudarlos — desconsolado lloro lamentando la muerte de sus compañeros
Dylan: —No te preocupes amigo lo hiciste bien— se dirigió al resto del grupo tenía que dirigirlos —Bueno, ¿alguno tiene como comunicarse con la policía o el campamento de los instructores? —
David: — No amigo, nada es una regla del campamento no traer nada tecnológico, ahora que haremos esas cosas son zombies y nos devoraran si no hacemos algo—
Michael: —No sé ustedes chicos pero estas puertas no soportaran mucho — Inmediatamente los zombies rompieron las ventaran y derribaron la puerta, ingresando a la cabaña devorando a todo aquel en su camino.
Todos corrían hacia el ala femenina para, muchos quedan atrás incluyendo a Scott, los que lograron la hazaña cerraron en paso.
Sofía: —Tengo mucho miedo David, que vamos hacer — Con lágrimas en sus ojos Sofía sentía que no lo lograría.
Dylan: —No queda de otra chicos necesitamos salir de aquí la puerta no resistía, aprovechemos que la puerta trasera esta despejada, ¡debemos salir de inmediato! —
La puerta cedió, docenas de zombies arrasaron con todo, Dylan, David, Sofía, Teresa y Michael lograron librarse del ataque, pero uno de ellos mordió a este último.
Michael: —Continúen sin mí, yo les daré tiempo, discutan, ya no hay tiempo para mí, me mordieron, Scott también se convirtió en uno de ellos, ¡Escapen! —
Con un gran dolor sus amigos lo abandonaron mientras este sostenía la puerta dándoles todo el tiempo que necesitaran.
Acto IV: Perdidos en el bosque

Dylan guiaba al grupo por el bosque, el objetivo era llegar a la carretera, pero furiosas hordas de estas criaturas les pisaban los talones, en el clímax de la persecución Teresa se separó del grupo, David fue alcanzado y muy mal herido tan solo pudo despedirse de su hermanita y rogarle a Dylan para que la pusiera a salvo.
Dylan: —Subamos a ese risco, deberíamos estar seguros, no creo que esas cosas escalen las rocas— el cansancio era evidente.
Sofía: —Gracias Dylan— El dolor y la pena embargaban a la pobre.
Cuando los dos habían alcanzado la cima se encontraron una sorpresa, Olga quien disparo a los dos jóvenes quienes cayeron hacia la turba de zombies.
Olga: — Necesito del sacrifico de todos y cada uno de ustedes, de otra manera no podría seguir ganando millones con este campamento — guardo su arma y continuo su camino — Pobres mocosos, una lástima que su primer campamento les haya tocado en el día de la cosecha—
Tan solo continúo su camino acompañada por su equipo, quienes se encontraban armados hasta los dientes, a lo lejos se podían ver como los chicos eran cazados como liebres tanto por los hombres armados como los zombies.
¿De qué trata?: Consiste en las dificultades que existen entre un amor de una joven que es
menor y otro mayor que ella.
Personajes: Chloé, Tristin, Jack
¿Dónde ocurre la historia?: El escenario del ACTO I, es una playa.

El escenario del ACTO II, es la casa de Chloé y su padre Jack. Se encuentran en el salón, respectivamente. En él existe una estantería, una mesa pequeña de madera y en los laterales dos sofás individuales.

ACTO I
Personajes en escena: Tristin y Chloé
Era un día soleado. Tristin y Chloé se encontraban en la playa. Los dos, tenían sus manos entrelazadas a su vez que miraban la brillantez que la arena dejaba asomar. Chloé con su otra mano, encarcelaba esos granos de arena con repetición. Cogiéndola, para dejar que se deslizase y así caer de nuevo donde estaba.
Chloé: Es tan suave… .
Tristin, estaba pegado junto a ella admirando su belleza. Le encantaba todo lo que Chloé pudiese hacer, meditar, pensar, por acción pequeña o tonta que pareciese. Sólo era capaz de sonreirle como si estuviese chiflado. Se encontraba en lo alto de una nube, pues después de todo todavía no podía conseguir creer que él tuviese la suerte de poder estar cerca, en la vida de esta pequeña joven de cabellos dorados con reflejos violetas debido a que se lo tintó.
Tristin: Tú si que eres suave… .
Tristin entonces, alargó su mano para acariciar la mejilla de la preciosa de Chloé. Sentía que se rompía o se quebraría en moléculas sólo por haber dado ese pequeño impulso tan sentido, por eso, soltó un suspiro pleno. 
Chloé, tras notar esa reacción en Tristin, comenzó a sentirse algo nerviosa. Tenía algo que contarle, y no tenía muy claro cómo podría llegar a hacerlo. Empezó por su nerviosismo a jugar con sus manos, a mover las piernas. Sentía calor por la nuca… y fue entonces cuándo Tristin se percató de la situación, que al parecer comenzaba a transformarse.
Tristin: Chloé, ¿te sientes bien?
Tristin toca tembloroso la frente de Chloé y nota que ésta está sudando.
Tristin: ¿Tienes fiebre? ¿Te sientes mareada?
Chloé: Oh, no, no Tristin. Es el calor y…
Chloé le dirige a Tristin una mirada insegura. No sabía muy bien cómo emitir sus palabras sin balbucear.
Chloé: Bueno, en realidad Tristin debo decirte algo.
Tristin: ¿De qué se trata?
Chloé: Es… sobre mi padre.
Tristin se mira los pies. Sabe que cuándo Chloé menciona a su padre no puede esperar nada bueno.
Tristin: Ese hombre me tiene demasiada manía Chloé…
Chloé: Lo sé…
Tristin: ¿Y ahora qué he hecho?
Chloé: Sólo tener 29 años.
Tristin resopla sin poder creer lo que sus oídos están escuchando.
Tristin: ¿Sólo por eso? ¿Qué quieres decir Chloé? ¿Por qué es un problema que yo tenga 29 años?
Chloé: Pues verás Tristin, es un problema porque mi padre cree que quieres aprovecharte de mí. Yo tan sólo tengo 16 años. Sé que los dos nos queremos, nos respetamos. Pero en la vida real las personas piensan por encima de las emociones, es decir que… no saben ver lo que nuestra sí está conociendo en el momento, Tristin.
Tristin se echa las manos en la cabeza, un tanto desesperado.
Tristin: Es decir que… tu padre cree que soy un pederasta.
Chloé: No sé si van por ahí los tiros pero… ¿por qué no intentamos hablar con él?
Tristin mira a Chloé, con cara de terror tras escuchar esa pregunta tan suicida.
Tristin: Estás completamente loca, Chloé. Tu padre me odia, me matará sólo por ser quién soy. No le importará que yo te quiera como nadie te está queriendo. Dudo que tu padre acepte esta relación que tenemos porque está criado a la vieja usanza y es un cerril de mollera.
A Chloé no le sentó muy bien que Tristin le dedicase tales palabras amargas a su padre y se le enfrentó.
Chloé: Sólo quiere protegerme. Si le visitases y le hicieses ver que eres la persona adecuada para mí, la persona que me hace sentir bien y feliz… tal vez lo comprendiese todo y no quisiese…
Tristin: ¿No quisiese qué?
Chloé: Nada, nada… .
Tristin: ¿Qué está pasando Chloé? Algo me estás ocultando.
Chloé: No, no te estoy ocultando nada, Tristin.
Chloé se levanta dispuesta a marcharse a su casa. Antes de hacerlo, le da un beso a Tristin en los labios a modo de despedida.
Chloé: Por favor, me encantaría que fueses mañana a mi casa a ver a mi padre, porque si no es así… tal vez sería demasiado tarde.
Tristin se queda sentado viendo cómo Chloé le da la espalda. No entiende nada, y no comprende tampoco qué beneficios puede traerle una conversación con su padre. Se queda quieto, tratando de meditar lo que está pasando, intentando descifrar por qué debe de haber algo que pueda hacer que el amor llegue tarde. Ese punto no era sensato, no era real para lo que él estaba sintiendo por Chloé.
Pasaron tres y cuatro horas, en las que Tristin no dejaba de darle viajes a la idea de hablar con el padre de el amor de su vida. Tal vez debería hacerlo, o puede que no… ya que quizá sólo terminaría siendo una conversación perdida, o incluso puede que todo llegase a una conclusión final que ninguno de los dos desearían. Al menos como el padre no. Decidió irse a casa, sin saber muy bien que hacer.
ACTO II
Personajes en escena: Chloé y Jack
El salón estaba lleno de flores. Chloé se encontraba junto a una estantería de libros, sin saber muy bien qué libro elegir, hasta que encontró Cumbres Borrascosas. Ya lo había leído en más de una ocasión.
Chloé: Espero no terminar como los personajes de esta dramática historia… .
Jack que estaba leyendo el periódico en esos instantes, miró a su hija con la ceja levantada. Pensaba que estaba un poco chiflada porque hablaba sola. Después, tras mover la cabeza a modo de negación siguió leyendo el periódico.
Chloé: Ufff…
Chloé no dejaba de mirar su reloj. Estaba desesperada porque viniese ya su pareja Tristin. Pero no lo hacía, y eso estaba consiguiendo que se sintiese más triste que nunca. También miraba de reojo cada dos por tres las dos maletas que estaban junto a la puesta.
Se sentó en el otro sofá que había justo a una mesilla central y redonda, separada de su padre. Se dispuso a leer cuándo entonces una alarma sonó.
Jack cerró el periódico, miró su reloj.
Jack: Bien querida, es la hora.
Chloé cabizbaja asintió, se levantó del sofá y se acercó a su padre. Tanto uno como otro cogieron sus respectivas maletas y entonces, salieron por la puerta. Se marcharon de viaje y Tristin nunca más pudo ver a Chloé por una mala decisión.


Un padre atormentado           11-3
¿De qué trata?: Trata de un padre atormentado que no sabe si está criando bien a sus hijas. Un sueño le aclarará las ideas.
Personajes: El personaje protagonista se llama Jorge, un padre atormentado y después está Ardilla, que es quién aparece en el sueño de Jorge.
¿Dónde ocurre la historia?:
 El primer escenario del ''ACTO I'' es una autopista, Jorge va en un coche y le rodean muchas luces de la ciudad.

El segundo escenario del ''ACTO II''es la habitación de Jorge. Una cama de matrimonio, con dos cómodas y un armario en un lateral de la habitación

 
Personajes
– Jorge (Protagonista)
– Ardilla.


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