¿Su pronunciamiento presidente?
La sociedad de los intelectuales acriticos
ELKIN PALMA BARAHONA
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Qué pena
con mis amigos lingüistas, que se divierten buscando gazapos en estos
artículos, sin interesarse por los verdaderos motivos que nos llevan a esta
reflexión. Seguramente advertirán: “Los conceptos intelectuales y crítico son
incluyentes; no se puede ser intelectual sin ser crítico”. Sí, señores, estamos
de acuerdo. Porque lo que aquí vemos es una camada de “outsiders”, personajes
aculturizados que describen la situación del país desde sus distintos ámbitos,
pero que no se atreven a asumir una postura crítica sobre las verdaderas causas
y consecuencias de los fenómenos que afectan la vida social, económica y
política del país. Y no solamente me refiero a los maestros, sino a la caterva
de analistas políticos de las más prestigiosas universidades del país,
invitados en los medios de comunicación del pais y del exterior.
Asumir una postura crítica comienza por entender la definición de lo que
verdaderamente significa el pensamiento crítico. No es muy fácil definirlo y
reducirlo a unas cuantas oraciones, ya que su connotación implica un conjunto
de acciones y ejercicios que apuntan a la evaluación de la validez de un
razonamiento, que desemboca desenfrenadamente en la reflexión, como condición
inobjetable de una verdadera aprehensión de la realidad.
Analizar la problemática de este país, aunque bajemos al sócalo mismo de la
racionalidad y nos demos la mano como el mismísimo Descartes, no logrará
descubrir lo que hay detrás de cada proceder si no asumimos una postura
coherente, congruente y pertinente con nuestros valores. Los maestros debemos
ser una sociedad de intelectuales críticos, aunque suene redundante. Pero es
una obligación moral y lo mínimo que la sociedad espera de nosotros; si no, no
se abre el interludio en la discusión: “Escuchemos a ver qué dice el profe”.
Entonces escuchamos parte del editorial del profe: “Yo también estoy esperando
el pronunciamiento del presidente Petro sobre la ilegitimidad de Maduro”. Como
dijera Jorge Oñate: ¡Ya la cagaste! Perdonen la expresión, pero no entender la
posición del presidente pone en evidencia cómo penetran los instrumentos
distorsionadores de conciencia en la mente de quienes debemos tener el “crial”
del pensamiento crítico. No se puede asumir una postura analítica que
desemboque en el sentido común latinoamericano.
Está
comprobado hasta la saciedad que el desbanque del régimen maduro no es de
exclusivo interés de la oposición venezolana y/o latinoamericana. Maduro con el
peso de su ignorancia y el desconocimiento de cualquier principio democrático
está sentado en el barril más inmenso de la reserva petrolera mundial, de tal
manera que el problema es macroeconómico, ya que los más interesados son las
potencias mundiales, China, El tio Sam, Rusia, Corea del Norte, Alemania y
Japón, es por ello que el presidente maduro demuestra ante la opinión pública
mundial su poderío dictatorial, de tal manera que pueden pronunciarse, los
reyes de Inglaterra, de España, los uribistas, los presidentes latinoamericanos,
pero eso, no va a generar la caída del
dictador, lo único sería una invasión como la que hizo el tio Sam a Panamá para
desbancar al general Noriega, pero debido a los padrinos que tiene Maduro, que
se convierten en custodios de la inmensa riqueza de hidrocarburo venezolana, no
se dará, está más que comprobado que la posición Rusa y China son de amparo
total a la riqueza venezolana que es ahora proclive de ser subsidiaria de sus
bloqueos.
Por todo lo anterior debemos entender la posición
del presidente, de su pronunciamiento no depende la caída de maduro, pero si
depende las afujías de la población fronteriza, de los venezolanos, si el
régimen cierra las fronteras, de los productores si se cierran los puentes y
como cereza tampoco conviene tener un enemigo loco de vecino, el cual sabemos
que por muy ilegitimo que sea gobernará por lo menos hasta el 2032. gracias
señor presidente por darle un manejo inteligente a esta situación que de ser lo
contrario Ya estuviésemos padeciendo las consecuencias.
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